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ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Yibuti, un liliputiense frente al Indico.

Un país consecuencia de un empeño fracasado

Yibuti es un pequeño país situado en la costa entre grandes vecinos como Somalia y Etiopía. Este reducto se inició por la presencia de los franceses en el océano Indico, lugar que después de la construcción por los galos del Canal de Suez, se convirtió en un lugar estratégico para los buques franceses que partían hacia las posesiones polinesias galas. Este reducto tenía un gran horizonte, si los franceses hubiesen podido construir su sueño de extender una línea de ferrocarril que hubiese puesto en comunicación Dakar, en Senegal y parte del Africa occidental francesa con Yibuti en el Indico. Sin embargo, la presencia británica en el Sudan hizo fracasar esta orientación gala, cuando la expedición francesa fue rechazada en Fachoda por los ingleses y el consentimiento de las autoridades políticas francesas, que prefirieron perder la línea que entablar un conflicto colonial con la Gran Bretaña. Lo ingleses hicieron lo imposible, construir un imperio enlazado por ferrocarril desde El Cairo hasta El Cabo.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Yibuti pasó a ser un territorio de Ultramar. Sin embargo, este diminuto territorio esta habitado por los Issas y los Afars. Los primeros dirigidos por Mahmud Harbi, quien favorable a la independencia, creó el Movimiento Popular e inició una guerra de guerrillas, pero en 1960 murió en extrañas circunstancias al caer su avión. Los franceses entretanto iniciaron una colaboración con Ahmed Dini, líder de los Afars, quien presidirá el gobierno colonial. Los galos procuraron dar carta de ciudadanía y el derecho al voto a los Afars y lo evitaron con los Issas, con lo que el Consejo colonial era favorable a la presencia gala en el territorio. Hasta 1972, el movimiento independentista no fue mayoritario, ganando los favorables a la pertenencia a Francia. No obstante, la escisión entre los Afars de Admed Dini, quien formó La Liga para Futuro y el Orden, quien se unió Hassan Guleb, líder de la Unión Popular Africana, grupo que unía a los Issas. Ambos se unieron en la Liga Popular Africana, dejando en posición minoritaria al Afar profrancés Alí Aref.

Aref, sin otro camino decidió sumarse a la independencia y formó la Unión Nacional por la Independencia en 1975. La ONU presionó a Francia para que favoreciese la independencia y finalmente se tuvo un referéndum que aprobó el camino de la independencia en mayo de 1977 por un 98% de la población. Sin embargo, el problema interétnico continuó con violencias entre ambas comunidades que dieron al traste con el gobierno de Aref. En las elecciones posteriores, el Issa Hassan Guleb ganó con el 85 % de los votos, convirtiéndose en el presidente de Yibuti.

No obstante, Guleb procuró mantener un gobierno con presencia de Afars y árabes, aunque el poder lo concentraba la presidencia del Estado. Guleb pronto decidió la declaración del Islam como religión oficial y su integración en la Liga Arabe, pero los Afars, contrarios a la presencia militar de los franceses, que mantenían acuerdos con Guleb, se unieron en el Movimiento Popular Nacional de ideología comunista. Por otro lado, los líderes Afars que colaboraban con Guleb formaron un partido propio, el Partido Popular de Yibuti, pero sus dirigentes fueron detenidos por ir contra la unidad del país. Desde 1987 hasta 1991, la tensión interétnica entre las dos comunidades fue en aumento. Los Afars empezaron a organizarse militarmente en el norte y Alí Aref, el antiguo líder Afar, fue detenido con varios colaboradores, bajo la acusación de fomentar un golpe de Estado contra Guleb.

Este hecho provocó la activación de la guerrilla del Frente para restauración de la unidad y de la democracia, quienes controlaban parte del norte del país. Guleb tuvo que movilizar a la nación y recurrir a la ayuda francesa para controlar la situación. La fuerza militar gala se desplegó en la frontera con Etiopía, país comunista que favorecía la actividad de los guerrilleros Afars. Los Afars moderados dimitieron del parlamento acusando a Guleb, de dictador y de ser el único candidato a presidente. En 1993 se realizaron elecciones libres, pero que al ser boicoteadas por los Afars fueron ganadas nuevamente por Guleb con un 60%. La revuelta en el norte era sofocada por las tropas y la guerrilla negociaba una posibilidad de integración en un sistema democrático interétnico.

La productividad del país es escasa, la desertización del territorio impide una agricultura importante, dependiendo de la importación alimenticia. El país depende de la situación estratégica del país, de su puerto en el canal de Suez, el ferrocarril que lo une a Addis Adeba, capital de Etiopía y de la presencia militar francesa. Sin embargo, la modernización de los puertos árabes del Mar Rojo ha iniciado la competitividad con el puerto de Yibuti. El paro es importante en el país y las relaciones comerciales se mantienen con Francia, India, Estados Unidos y Japón. Para colmo, la llegada de refugiados etíopes y somalíes han provocado la presencia de una masa social con una precaria calidad de vida. El país independiente, mantiene su libertad, gracias al mantenimiento militar francés, que se mantendrá, siempre que Francia sostenga su lugar como potencia en el Pacífico.


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