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ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

La guerrilla, el pueblo español protagonista de la lucha.

El pueblo en armas, traicionado por la clase dirigente, liberal y afrancesada, defendiéndose de la invasión armada e ideológica de los soldados napoleónicos, instrumentos de la Revolución.

Tras la engañosa entradada de tropas francesas en la península y el levantamiento popular del dos de Mayo el ejército imperial había conseguido alcanzar los objetivos prefijados por el emperador, pero no contaron con un elemento nuevo de lucha que iba a obligar a retener tropas indispensables en el frente, en tareas de guarnición. El ejército español había demostrado una falta de eficacia, debida a la escasez de recursos y a la falta de personal entrenado, no obstante, la guerra de independencia consagró la entrada del pueblo español en su historia, como protagonista activo de ella. La ausencia de personajes políticos relevantes, por la reclusión en Francia de la familia real, obligó al pueblo a tomar la decisión propia de luchar contra el francés. El discurso ideológico lo proporcionó el clero bajo, que convenció al pueblo de que colaboraba en una verdadera cruzada contra el impio galo, llegando a participar algunos religiosos con las armas en las manos. El pueblo español en su mayor parte convencido de los ideales del Antiguo Régimen, luchó por los derechos de una familia real desterrada que no se lo merecía, pero que simbolizaba la esencia de la unidad nacional. La Iglesia, monopolizadora de la conciencia moral, fue la más indicada para aportar el discurso combativo que el pueblo necesitaba en su combate. El clero por su liderato ideológico a nivel local, se convirtió en uno de los pilares de la resistencia antifrancesa. El pueblo se convirtió en protagonista de la lucha por primera vez en la historia, ante la ausencia de un liderato, surgieron cabecillas de la propia sociedad, que ayudaron a concienciar a la población española de su pertenencia a una misma nación que luchaba contra un enemigo exterior. La guerra de la independencia ayudó a crear una mentalidad nacional en la conciencia de la sociedad española, lo que la haría madurar. Pero, aunque la lucha creó una mentalidad nacional que vertebró ideológicamente el combate, el pueblo español no tuvo más remedio que suplir con su imaginación el modo de luchar contra un ejército regular moderno.

El elemento popular sin armas, ni preparación militar no tuvo más remedio que luchar de forma irregular. La guerrilla, por su propia debilidad material y numérica, no podía afrontar el combate con fuerzas regulares sin exponerse a ser aniquilada. Por esta razón, los objetivos de la guerrilla solían ser pequeñas guarniciones de retaguardia, convoyes de abastecimientos y soldados rezagados por cansancio o heridas. Estos ataques continuos contra los puntos más débiles del ejército imperial, llevados por fuerzas irregulares, provocaron una fuerte represión sobre la población civil. Los franceses no podían eliminar las partidas guerrilleras, al dispersarse y perderse después de cada ataque en el elemento civil. Sus continuos ataques conseguían dificultar las comunicaciones y causar pérdidas de vidas necesarias en el frente. Pero la fuerte represión indiscriminada contra la sociedad civil, únicamente producía un aumento del apoyo popular al elemento guerrillero que se movía en un territorio conocido de antemano.

El fenómeno guerrillero fue un cambio social de relieve, personas que por su origen humilde y popular les hubiese sido imposible escalar peldaños en la anquilosada estructura social del régimen borbónico, consiguieron gracias a la guerra entrar en la milicia y ocupar plaza de oficial, incluso llegar al generalato, -los casos más característicos fueron Espartero y Morillo-. Guerrilleros como el Empecinado (Salamanca), Espoz y Mina (Navarra) y el cura Merino (Burgos) fueron de los principales cabecillas de una forma de lucha que protagonizó el pueblo contra un ejército regular y al que Napoleón se sintió impotente de vencer. No obstante, este modo de vida, iba a calar en generaciones de españoles, quienes después la utilizaron como medio para luchar contra el sistema establecido y poder imponer un régimen acorde con sus ideas.
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