Si naciste en España después de
1985 eres un superviviente con suerte Uno de cada tres niños concebidos es asesinado con la complicidad del Estado, de sus Gobiernos, de su Parlamento... y con tu dinero |
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El aborto en los casos de abuso sexual.
Argumentos para responder a un argumento torticero y manipulador
"¿Cómo pueden negarle un aborto a una
niña de doce años que ha sido víctima del incesto?" se
queja un indignado partidario del aborto. "Y como puede
llamarse a usted misma una amante cristiana si puede forzar a la
víctima de una violación violenta a dar a luz al hijo del
violador?" Cada partidario pro-vida ha escuchado estos
mismos desafíos de una forma u otra. Estas son preguntas
emocionalmente cargadas, diseñadas para probar: 1) que los
partidarios pro-vida son insensibles "amantes de
fetos", 2) o, con una ética inconsistente, permitir el
aborto para algunas circunstancias, pero no en otras.
Desafortunadamente, muchas personas pro-vida tienen dificultad en
responder a estos desafíos porque el asunto de los embarazos por
asaltos sexuales es algo ampliamente incomprendido. Típicamente,
ambos lados del debate aceptan la presunción de que las mujeres
con embarazos debidos a asaltos sexuales querrían un aborto y
que el aborto de alguna forma las ayudaría a recobrarse del
asalto. Así, las personas pro-vida se quedan en la posición
incómoda de que la santidad de la vida es más importante que
las necesidades de las víctimas de asaltos sexuales con quienes
todos simpatizamos con toda justicia.
Pero de hecho, el bienestar de la madre y del niño nunca están
en conflicto, ni siquiera en casos de asaltos sexuales. Tanto la
madre como el niño son ayudados al preservar la vida, al no
perpetuar la violencia. La razón por la que la mayor parte de la
gente alcanza la conclusión equivocada acerca del aborto en
casos de violación e incesto es que las verdaderas experiencias
de las víctimas de asalto sexual que se han embarazado, son
dejadas de lado siempre. Muchas personas, incluyendo las
víctimas de asalto sexual que no se embarazaron, han formado
opiniones basadas en prejuicios y temores que están
desconectadas de la realidad.
Por ejemplo, se asume comúnmente que las víctimas de violación
que se embarazan querrían naturalmente tener abortos. Pero en un
estudio importante de víctimas embarazadas de violaciones hecho
por la Dra. Sandra Mahkorn se encontró que 75 a 85 por ciento
escogieron contra el aborto.(1) Esta evidencia debería hacer que
la gente se detenga y reflexione en la presunción de que el
aborto es deseado o incluso que es lo mejor para las víctimas
del asalto sexual.
Muchas razones se dan para no abortar. Primero, aproximadamente
el 70 por ciento de todas las mujeres creen que el aborto es
inmoral. Aproximadamente el mismo porcentaje cree que el aborto
sería otro acto de violencia perpetrado contra sus cuerpos y sus
hijos.
Segundo, algunas creen que la vida de sus niños tiene un
significado intrínseco o un propósito que ellas aún no
entienden. Este niño fue traído a sus vidas por un acto
horrible, repulsivo. Pero tal vez Dios, o el destino, usará a
los niños para un propósito más grande. El bien puede venir de
un mal.
Tercero, las víctimas de un asalto muchas veces se vuelven
introspectivas. Su sentido del valor de la vida y el respeto a
otros se hace mayor. Ellas han sido victimizadas, y la idea de
que se pueden volver el verdugo de su propio e inocente hijo a
través del aborto es repulsivo.
En cuarto lugar, al menos a un nivel inconsciente, la víctima
puede sentir que si ella puede superar el embarazo, ella habrá
conquistado la violación. Al dar a luz, ella reclamará algo de
su autoestima perdida. Dar a luz, especialmente cuando la
concepción no fue deseada, es un acto totalmente desinteresado,
un acto generoso, un despliegue de coraje, fuerza y honor. Es la
prueba de que ella es mejor que el violador. Mientras él fue
egoísta, ella puede ser generosa. Mientras él destruyó, ella
puede dar cuidados. Si dar a luz construye el auto respecto,
¿qué hay acerca del aborto? Esta es una cuestión que muchas
personas no consideran. En vez de eso, la mayoría de la gente
asume que un aborto al menos ayudará a la víctima de violación
a poner atrás el asalto y continuar con su vida. Pero al saltar
a esta conclusión el público está adoptando un punto de vista
no realista respecto al aborto.
El aborto no es una cirugía mágica que regresa el tiempo y hace
que una mujer se "desembarace". En vez de eso, es un
evento real que siempre es estresante y muchas veces traumático.
Una vez aceptado que el aborto es en si mismo un evento con
ramificaciones en la vida de una mujer, entonces debemos mirar
cuidadosamente a las especiales circunstancias de una víctima de
violación embarazada. ¿Podrá un aborto en verdad consolarla, o
solo causará más dolor a su ya golpeada psiquis?
Al contestar a esta pregunta, es de ayuda, el empezar por notar
que muchas mujeres reportan que sus abortos se sintieron como
formas degradantes y brutales de violación médica. (2) Esta
asociación entre el aborto y la violación no es difícil de
entender.
El aborto involucra un examen doloroso de los órganos sexuales
de una mujer por un extraño enmascarado que está invadiendo su
cuerpo. Una vez que ella se encuentra en la tabla de operaciones,
ella pierde el control sobre su cuerpo. Si ella protesta y pide a
aborcionista que pare, probablemente se la ignorará y se le
dirá "Es demasiado tarde para que cambie de opinión. Esto
es lo que quería. Tenemos que terminar ahora." Y mientras
ella yace ahí tensa y desvalida, la vida escondida dentro de
ella es literalmente succionada fuera de su útero. La
diferencia? En un asalto sexual, a una mujer le roban su pureza,
en esta violación médica a ella le roban su maternidad.
Esta asociación experimental entre el aborto y el asalto sexual
es muy fuerte para muchas mujeres. Es especialmente fuerte para
mujeres que han tenido una historia previa de asalto sexual,
esté o no la mujer embarazada como resultado del asalto (3).
Esta es solo una razón de porque las mujeres con una historia de
asalto sexual son proclives a experimentar una mayor angustia
durante y después del aborto que otras mujeres.
Segundo, investigaciones muestran que después de cualquier
aborto es común para las mujeres el experimentar culpabilidad,
depresión, sensaciones de estar "sucia", resentimiento
contra los hombres y baja autoestima. Lo que es más
significativo es que esas sensaciones son idénticas a las que
las mujeres sienten típicamente luego de una violación. El
aborto, entonces, solo se suma y acentúa las sensaciones
traumáticas asociadas con el asalto sexual. Más que eliminar
las cargas psicológicas de la víctima de asalto sexual, el
aborto se suma a ellas.
Esta es la experiencia de Jackie Bakker, quien reporta:
"Descubrí muy pronto que las consecuencias de mi aborto
continuaron mucho después que el recuerdo de mi violación se
había desvanecido. Me sentí vacia y horrible. Nadie me dijo
acerca del dolor interno que causaría pesadillas y profundas
depresiones. Ellos solo me dijeron que después del aborto
podría continuar mi vida como si nada hubiera pasado."
Los que alientan el aborto muchas veces lo hacen porque se
sienten incómodos en tener que tratar con víctimas de la
violación, o tal vez por prejuicios contra las víctimas a
quienes ven como "culpables por dejar que les
sucediera." El deshacerse del embarazo es una forma de
esconder el problema. Es el camino "rápido y sencillo"
de evitar el tener que enfrentar las verdaderas necesidades
emocionales, sociales y financieras de la mujer.
De acuerdo a Kathleen DeZeeuw, "He sobrevivido la violación
y también he criado a un hijo "concebido en una
violación", me siento personalmente asaltada e insultada
cada vez que escucho que el aborto debería ser legal en el caso
de violación e incesto. Siento que somos usadas por los
pro-aborcionistas para promover el aborto, incluso a pesar de que
no nos han pedido que demos nuestra opinión.
El caso contra el aborto de embarazos por incesto es aún más
fuerte.
Los estudios muestran que las víctimas de incesto raramente
acceden en forma voluntaria a un aborto (4). En vez de ver el
embarazo como indeseado, es más común que la víctima de
incesto vea el embarazo como una forma de parar la relación
incestuosa porque el nacimiento de su hijo expondrá a la luz la
actividad sexual. Es más probable que ella también vea el
embarazo como una esperanza de tener un hijo con quién
establecerá una verdadera relación afectiva, una muy diferente
de la relación de explotación en la cual se encontraba
atrapada.
Pero mientras las víctimas de incesto pueden atesorar su
embarazo porque ofrece una esperanza de liberación, y la
esperanza de encontrar amor, su embarazo es una amenaza para el
abusador. También es una amenaza para el secreto patológico que
puede incluir a otros miembros de la familia quienes están
asustados de reconocer que el abuso está ocurriendo. Ya que esta
es una amenaza doble, las víctimas pueden ser obligadas a un
aborto no deseado tanto por parte del abusador como de otros
miembros de la familia.
Por ejemplo, Edith Young, una víctima de incesto de 12 años de
edad se embarazó de su padrastro, y escribe veinticinco años
después del aborto de su hijo: "Al pasar de los años he
estado deprimida, suicida, furiosa, ultrajada, sola, y he tenido
un sentimiento de pérdida... El aborto que iba a ser por
"mi mejor interés" no lo fue. Tanto como puedo
expresar, solo salvó sus reputaciones, resolvió sus problemas,
y permitió que sus vidas continuaran alegremente... Mi hija,
como extraño a mi hija. La extraño sin importar la razón de su
concepción."
Los proveedores del aborto, quienes ignoran esta evidencia, y se
no se molestan en entrevistar a menores que se presentan para
abortos por signos de coerción o incesto, están en realidad
contribuyendo al abuso de jóvenes niñas. No solo le están
robando a la víctima su hijo, están escondiendo el crimen,
incitando al perpetrador, y devolviendo la víctima al abusador
de forma que la explotación continúe.
Finalmente, debemos reconocer que los niños concebidos a través
del asalto sexual también tienen una voz que merece ser
escuchada. Julie Makimaa, concebida en un acto de violación,
trabaja diligentemente contra la percepción de que el aborto es
aceptable o incluso necesario en casos de asalto sexual. Mientras
que es compasiva al sufrimiento que su madre en las manos de su
atacante, Julie también está muy orgullosa de su valor y
generosidad.
Respecto a su propia percepción de su origen, Julie proclama:
"No me importa como empecé. Lo que importa es en lo que me
he convertido."
Ese es un eslogan con el cual todos podemos vivir.
D. Reardon.
Referencias
1. Mahkorn, "Pregnancy and Sexual Assault," The
Psychological Aspects of Abortion, eds. Mall & Watts,
(Washington, D.C., University Publications of America, 1979)
55-69.
2. Francke, The Ambivalence of Abortion (New York: Random House,
1978) 84-95, 167.; Reardon, Aborted Women - Silent No More
(Chicago: Loyola University Press, 1987), 51, 126.
3. Zakus, "Adolescent Abortion Option," Social Work in
Health Care, 12(4):87 (1987).
4. Maloof, "The Consequences of Incest: Giving and Taking
Life" The Psychological Aspects of Abortion (eds. Mall &
Watts, Washington, D.C., University Publications of America,
1979) 84-85.
Publicada originalmente en The Post-Abortion Review 2(1) Winter
1994.
Copyright 1994 Elliot Institute
Elliot Institute, PO Box 7348, Springfield, IL 62791-7348
Información adicional puede encontrarse en
http://www.afterabortion.org/.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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