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¿Justicia en España? Indice de Revistas El origen legítimo de la ley

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Algo más sobre el silencio y los ruidos.

Antes de publicarse mi anterior articulo "los ruidos y el silencio", una gentil lectora introdujo en él ciertas variaciones que, sin duda, lo dejaron más acorde con el gusto de los destinatarios; es de agradecer.

Después, ella y un Jefe de "boy-scouts", a la vez, han tenido la amabilidad de comentarme el texto impreso.

Me hace la muchacha esta aguda observación:

Hablas del ruido como causa que, aturdiéndole, impide al hombre el conocimiento de sí mismo. ¿No crees que producen muchas veces tal efecto las palabras, esas palabras a torrentes con las que nos llegan a anegar, en ocasiones, los medios de difusión? Estoy de acuerdo le contesto . Además, tanta palabrería entontece al oyente. Escucha éste tal aluvión de noticias, de opiniones, de mensajes que pierde si lo ha tenido su propio criterio y hasta llega a endurecerse su sensibilidad por las cosas. Al no tener criterio, es el hombre fácilmente manipulado. (Uso aquí el término "hombre" en sentido genérico; me refiero a todo ser humano, tanto al varón como a la mujer.) Esa manipulación tiene, evidentemente, fatales consecuencias; piénsese, por ejemplo, en las que atañen a la política. Pero seguir este camino nos llevaría muy lejos, y disponemos ahora de poco tiempo, sólo apunto el tema.

Quiero subrayar interviene mi interlocutora lo que acabas de decir sobre el endurecimiento o pérdida de la sensibilidad. Es cierto, A veces, "los medios" nos suministran tal cúmulo de noticias catastróficas, y el caso se repite tantas veces, que nuestro ánimo se queda impasible, tan fresco. Yo creo que se debe a ...

Mas interrumpe el diálogo el jefe "scout", dirigiéndose a mí:

Te referías en tu artículo al deleitoso silencio de la naturaleza. Pues bien, fui el otro día, con mis "scouts", a la montaña. Ponderábamos todos la maravillosa grandeza del paisaje y la paz silenciosa, que disfrutábamos. Pero al regreso, al llegar a un pueblecito escondido, un chico que por primera vez nos acompañaba descubrió, en un sótano angosto, un "pub" con sus tremendos ruidos estruendosos. Alborozado, nos gritó: "!Venid todos aquí!; ¡aquí sí que hay gran ambiente!".

Precisamente, siendo yo "boy scout" aprendí un cuento hindú, que ahora viene a juego y que relate a mis dos amigos:

Un discípulo pregunta a su maestro: "¿Qué es Dios?" El maestro calla. Repite el discípulo la pregunta. Sigue el maestro sin decir palabra. Una y otra vez dirige el joven la misma demanda, y el maestro permanece enmudecido. Piensa el discípulo que ha encontrado un vacío en la sabiduría del maestro. Este lo advierte, y le dice: "¿No lo has entendido? Dios es silencio".

Concluye mi inteligente lectora:

Esto concuerda, con el consejo que da San Juan de la, Cruz al hombre, tras recordarle que Dios está en su alma: "Te has de esconder tú y hallarás a. Dios en tu escondrijo".

Patricio Borobio.



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