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La tecnocrácia como concepción ideológica
La persona tiene capacidad moral para vivir con arreglo al Bien, a la Verdad y a la Belleza y gozarse en ellos y ésto no se lo da la tecnocracia.
En el actual "mundo occidental", el dominio que tiene la "tecnocracia" es casi absoulto. Entendemos por tal, la orientación ideológica que pretende que la producción de bienes materiales destinados a lograr el "bienestar", rija fundamentalmente todas las normas ideológicas vitales y políticas. Es decir, el suponer que cuantas más y mejores "cosas" se ofrezcan a la sociedad fabricadas con esa última intención de atender sus apetencias, mayor será el "bienestar" logrado. En otras palabras, el progreso técnico con sus aplicaciones, es lo que creará colectividades perfectas.
Hay un hecho que en principio, parece avalar esta tesis: el fabuloso progreso técnico que se ha producido, especialmente en los dos últimos siglos, que nos ha rodeado de "bienes" en cantidad desbordante. ¿Pero esta realidad ha correspondido a sus tesis finalistas de planteamiento?.
Es cierto que el avance de la civilización nos ofrece cada vez más cosas, pero lo hace con tal descontrolada abundancia que supera las posibilidades biológicas personales para poder disfrutarlas. Esto origina como respuesta un intento "angustiante" de poseer cada vez más, crea el desgraciado hombre insatisfecho actual que vive en una constante "competitividad" claramente desagradable que no pasa de ser una forma de lucha entre los hombres. Esta situación viene a agravarse aún más porque la tecnocracia no sólo produce en exceso lo necesario para saciar lo que llamamos apetencias normales, sino que es capaz de crear otras nuevas necesidades o apetencias de hecho ya menos asequibles. Además, al establecer diferencias entre unos y otros, fomenta la envidia que lleva al odio. De ello, resulta que la "angustia" se aumenta (en medio de la avasalladora abundancia). Prueba evidente de esta realidad es que el consumo de psicofármacos, de tranquilizantes, de ansialíticos, de drogas, etc constituye uno de los grandes capítulos del "consumo".
Y, ¿por qué sucede ésto?. Porque el planteamiento total del tema es erróneo: la persona está formada por tres estratos (subordinados jerárquicamente) según su definición, como "un ser viviente con unidad somatopsíquica y con capacidad moral y situado en un ambiente" y como la tecnocracia centra total-mente su acción y sus postulados en el estrato somático, para ella el fundamental, olvida o menosprecia los estratos psíquico y moral. Sólo se interesa en proporcionar bienestar al soma (cuerpo) y olvida que la mente (psique) del hombre es, desde luego, fundamental y tiene afectos (es capaz de amar y de odiar), emociones, gozo en el saber, en el evocar, en la ilusión, en el idealizar, etc, y de ésto nada le da la tecnocracia.
Y tiene tambien la persona "capacidad moral" para vivir con arreglo al Bien, a la Verdad y a la Belleza y gozarse en ellos y ésto no se lo da la tecnocracia.
La tecnocracia que nos ofrece montones de cosas y nos obliga a necesitar cada día más cosas ajenas a nosotros en un régimen de competitividad, nos niega el tiempo para el reposo y el silencio, para la meditación, que son necesarios bastantes veces para distrutar de "felicidad", lo que es mucho más importante. Resulta claro que la tecnocracia no puede ser el sistema rector supremo ni para el individuo aislado ni para las colectividades.
Entonces, ¿qué hemos de hacer?. Usar para nuestra concepción vital individual y colectiva esos estratos que constituyen la persona, pero jerarquizados en sentido inverso a cómo lo hace la tecnocracia: hay que poner primero la moral, luego lo psíquico y después, lo somático y siempre todo en cantidad adecuada, en cuantía correcta. Y claro es, que en este orden un progreso técnico tambien es necesario, pero en el puesto que le corresponde. Es así como lograromos la máxima "felicidad" posible que es para lo que hemos side creados.
Dr. Fernando Civeira *
"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Critica", es editado por el Foro Arbil
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