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Alemania en el centro de la realidad europea
El desplome en el bloque del Este ha abierto las puertas con la unificación europea a un reordenamiento del equilibrio europeo.
El continente europeo siempre ha conocido la preeminencia de uno de sus pueblos sobre los demás.
En el siglo XIX, la unificación de 1871 supuso el turno alemán en la hegemonía de la Europa Continental y, como consecuencia, el inicio de una enconada rivalidad con la potencia marítima de la Gran Bretaña. Tras medio siglo de veleidades imperiales, en Yalta se puso el lacre que sellaba la posibilidad de una tercera supremacía germana en Europa. La consolidación del telón de acero quebraba no sólo la geografía alemana sino también sus aspiraciones de liderazgo, en beneficio de los gigantes de la guerra fría, Estados Unidos y la Unión Soviética.
Sin embargo, el desplome en el bloque del Este ha abierto las puertas con la unificación europea a un reordenamiento del equilibrio europeo. La resurrección de una Alemania con 80 millones de habitantes y con un poderío cultural, económico y político de primer orden ha trasladado el centro de las decisiones del occidente atlántico a la Mitteleuropa. La Alemania federal, hasta ahora, había mantenido una imagen nutrida de la tradición comercial, pacífica y prooccidental de los alemanes renanos, bávaros y hanseáticos. Pero tras alcanzar la frontera de Oton el grande, Alemania vuelve a recuperar la tradición del Dran nach Osten.
El desplome soviético ha abierto un espacio socioeconómico que esta siendo ocupado por el marco alemán, aunque con las dificultades de la difícil digestión de la extinta RDA. No obstante, la actual República Checa, los Balcanes y el Báltico son los patios traseros del gigante alemán y la Europa mediterránea se esta resintiendo por el cambio de orientación de las inversiones empresariales germanas.
Sin embargo, quienes esperaban la resurrección del prusianismo están equivocados, el nacionalismo prusiano se sustentaba en una sociedad rural alemana y luterana que se extinguió con las incautaciones de los gobiernos comunistas. En la actualidad, las diferentes ligas de expatriados alemanes de los países del Este van a ser los paganos del drama. Para la actual dirección política de la Alemania democrática, la ocupación económica de la Europa excomunista y la dirección de la Unión Europea exige sacrificios como la renuncia a indemnizacion es de los alemanes expropiados y la reivindicación de las provincias más allá del Oder-Neisse.
José Luis Orella *
"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Critica", es editado por el Foro Arbil
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