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Centroáfrica: razones para un conflicto
La realidad política que se esconde detrás de esta revuelta tribal es el futuro dominio de la explotación de los materiales estratégicos que durante las últimas décadas han estado canalizadas hacia occidente..
En nuestros días, imágenes crueles de refugiados harapientos llenan nuestras pantallas de dolor e incomprensión. El genocidio de Ruanda, la guerra larvada en Burundi, y la ampliación del conflicto a la república vecina del Zaire nos hacen temer las horrorosas estampas de muerte y destrucción que sufrió este país en los años sesenta, con la guerra separatista de Katanga y las continuas guerrillas de baja intensidad.
La situación estratégica es complicada en el continente negro. Francia por su antiguo peso colonial conserva un importante papel político en sus antiguas provincias, y en otras que han optado por el liderazgo del país galo, como es el caso de la Guinea Ecuatorial (Española) y de las exbelgas Zaire, Ruanda y Burundi. Los franceses sustituyeron a los belgas, odiados por los colonizados hutus que vieron la oportunidad de quitarse de encima a los tutsis, antiguos privilegiados en la administración belga. Los tutsis, emigraron a millares a Uganda, un país anglófono, donde apoyaron a las guerrillas que luchaban contra el dictador Milton Obote. Tras su derrocación, el nuevo presidente Museveni, un hima, emparentado con los tutsis, por su origen nilótico, apoyó a sus antiguos aliados.
La Unión Soviética fue durante largo tiempo la potencia ensalzada por los líderes anticolonialistas como patrona de la libertad. No obstante, la caída de los regímenes comunistas ha llevado a muchos de los totalitarismos africanos a una aceptación de occidente para salvar sus precarias economías. De este modo, la antigua guerrilla marxista de Museveni ha transformado Uganda en un país tranquilo y acogedor de capitales extranjeros, como Kenia. Su papel estratégico se multiplicó si se tiene en cuenta que fue la base de la cual partieron los guerrilleros tutsis para la toma del poder en Ruanda, desplazando a los hutus profranceses a los campos de refugiados zaireños.
Los tutsis retornados a Ruanda son anglófonos por llevar más de treinta años en Uganda, país que fue colonia británica. Estos retornados forman la elite gubernamental de Ruanda y junto a Burundi, donde también gobiernan sus hermanos y la Uganda de su amigo Museveni forman la troica visible que ayudó a los banyabulengues o tutsis zaireños a rebelarse contra la dictadura de Mobutu. Un antiguo sargento colonial belga promocionado por las potencias occidentales a Mariscal, tras derrocar y asesinar al líder independentista, Patricio Lumumba, un apasionado político que se orientó hacia el bloque soviético. El Zaire de Mobutu ha sido un país tranquilo y seguro, pero con una población empobrecida, mientras, su presidente se enriquecía con las exportaciones de su país.
Sin embargo, la realidad política que se esconde detrás de esta revuelta tribal es el futuro dominio de la explotación de los materiales estratégicos que durante las últimas décadas han estado canalizadas hacia occidente. Mobutu, la marioneta occidental, que estaba en los últimos años dependiendo de la política exterior francesa, así, como de la israelí, quien le formaba y entrenaba a los paracaidistas de sus unidades leopardos, se encuentra en la difícil situación que se encontró Fernando Marcos y Anastasio Somoza. Cuando los Estados Unidos prepararon un sustituto más atractivo a las masas populares, pero igual de dúctil hacia sus intereses económicos. En este caso, es Laurent Kabila, un antiguo opositor a Mobutu, quien ha utilizado la rebelión de los tutsis zaireños para el objetivo, que fue subvencionado, la toma del poder en el rico Congo exbelga.
El abastecimiento sin límites de los rebeldes de Kabila, la aportación de elementos veteranos por Ruanda y la utilización de Uganda como base de avituallamiento en retaguardia da la clarividencia suficiente para pensar que la primera potencia mundial ha movido los hilos para que el almacén de materias primas estratégicas, que es el Zaire, dependa directamente de una criatura orientada hacia la esfera anglosajona. En detrimento, de Francia, y por tanto, de Europa, ya que el país galo es la punta de lanza en el continente negro, como España lo es en Hispanoamérica del viejo continente. Así, hemos visto ya a un Kabila victorioso que es apoyado por los países anglosajones, a pesar de su perfil muy oscuro.
José Luis Orella *
"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Critica", es editado por el Foro Arbil
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