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Historiografía ilustrada y conservadora en la Francia del siglo XVIII

por Gonzalo Fernández

Se analizan en este artículo los autores más anticatólicos en la Francia del Siglo de las Luces (los redactores de la Enciclopedia, los filósofos materialistas y Voltaire), Montesquieu como paradigma de la Ilustración y el comienzo de la reacción católica con el abate Barruel.

A la memoria de mi abuela materna Enriqueta Asensio Cabanillas

La Enciclopedia

Supone uno de los jalones más terribles en el proceso descristianizador de Europa que se inicia a principios del siglo XVI con la Pseudorreforma. En principio la idea originaria de la Enciclopedia se debe al editor André François Le Breton quien intenta traducir al francés la Cyclopaedia de Ephraim Chambers. En enero de 1745 Le Breton llega a un acuerdo con los editores ingleses de la Cyclopaedia para hacer una edición francesa ampliada que comprendería 4 volúmenes y 120 ilustraciones. Sin embargo ese acuerdo se rompe y Le Breton piensa elaborar una obra exclusivamente francesa en 5 volúmenes. Encarga la tarea al matemático Jean Paul de Gua de Malves quien es un sacerdote. La ruptura del abate De Malves con Le Breton hace que el editor encomiende la dirección de la Enciclopedia al jansenista Jean Le Rond D'Alambert y al claramente anticatólico Denis Diderot quienes contarían con otros colaboradores llamados los enciclopedistas. Voltaire es el enciclopedista más famoso. La salida del abate De Malves acarrea la hostilidad de la Enciclopedia al Catolicismo.

Diderot y D'Alambert piensan que la Enciclopedia abarque 28 volúmenes de los que 18 serían de texto y 5 de ilustraciones. Los enciclopedistas inician su trabajo en 1747. Diderot se encarga de la redacción de los artículos más complicados sobre todo de los referentes a artes y oficios. En noviembre de 1750 Diderot edita el Prospecto donde expone el plan general y la metodología de la obra. El sacerdote jesuita Guillaume François Berthier lanza un primer folleto contra el Prospecto de Diderot donde le acusa de ser un secuaz del filósofo inglés Francis Bacon de Verulam y de falta de respeto a la división de las ciencias. Cuando sale a la venta el primer volumen de la Enciclopedia el P. Berthier publica un segundo folleto donde acusa al Discurso Preliminar de Diderot y a los enciclopedistas de plagistas y enemigos de la Religión.

En el primer cargo no le falta razón al P. Berthier pues muchas voces de la Enciclopedia son resúmenes de libros publicados por especialistas de la época con anterioridad. En cuanto a la segunda acusación el P. Berthier critica la voz de Diderot alusiva a la autoridad política. Allí Diderot preconiza la tolerancia considerada incompatible con la Monarquía y la Iglesia por el P. Berthier bien que Diderot se cuide en salud aplicándola en principio sólo para los filósofos por temor a la censura. Igualmente el P. Berthier hace hincapié en la irreverencia con que los enciclopedistas tratan los asuntos religiosos.

La Corte Francesa se divide ante la Enciclopedia. La tristemente célebre Condesa de Pompadour y el Director de la Biblioteca Real Guillaume Malesherbes dirigen a la mayoría de palaciegos simpatizantes. El Delfín es la cabeza de la minoría de cortesanos detractores. Ello explica las vacilaciones de Luis XV. Entre 1752 y 1757 salen los volúmenes 4, 5, 6 y 7. En el contenido de este último causa fuerte escándalo la voz Ginebra de D'Alambert donde se exponen sus opiniones en torno a la permisividad política y religiosa. La voz Ginebra de la Enciclopedia provoca la aparición de las anónimas Memorias sobre los quaquá donde se acusa a los redactores de la Enciclopedia de demagogos y charlatanes. Aquel mismo año Luis XV sufre un atentado en Amiens. Ese suceso motiva un mayor control de las publicaciones por la censura estatal. Ambos acontecimientos no paran la publicación de la Enciclopedia. En cambio motivan el abandono de la dirección por D'Alambert pese a las instancias de Diderot y Voltaire. A D'Alambert le siguen en su marcha varios enciclopedistas con lo que el trabajo se concentra especialmente en Diderot.   

En 1758 el escándalo causado por la aparición del libro Sobre el espíritu de Claude-Adrién Helvetius afecta a la Enciclopedia. Helvetius intenta extender a todos los ámbitos los hallazgos atomísticos de la Física y la Biología. Por tanto defiende una hipótesis totalmente materialista con un concepto del mundo monista y mecanicista. Ello origina que el 6 de febrero de 1759 se prohíban las obras de Helvetius y la Enciclopedia en Francia. El influjo de Malesherbes permite continuar la obra en 1762 pese a la muerte del antedicho Malesherbes en 1763. La publicación de la Enciclopedia termina en 1773. Los últimos volúmenes muestran la concentración de un excesivo trabajo en Diderot. Así se explica la aparición en sus voces de un evidente eclecticismo, plagios y resúmenes.

La Enciclopedia recoge los ideales de la Ilustración tanto Católica como Anticatólica:

- Posibilidad de mejorar la condición humana

- Ensalzamiento de los avances tecnológicos.

- Optimismo ante las posibilidades del hombre al que se reputa un ser sin límites y abocado al permanente progreso. En la voz Artede la Enciclopedia Diderot proporciona tres indicios de aquel sentir La bondad de las materias primas será el principal factor de la bondad de un producto junto a la rapidez y perfección del trabajo ... Un obrero realizará durante toda su vida una sola función con lo que cada una de las funciones será realizada bien y rápidamente ... El gusto y la destreza se darán entre los mismos obreros

- Defensa de la obligación del sabio de difundir la cultura de manera absoluta con objeto de transformar la sociedad. Diderot estima que el mérito principal de la Enciclopedia radica en haber sintetizado todos los conocimientos científicos para hacerlos accesibles a toda la población sin detrimento de su rigor. Ello explica la publicación en el siglo XVIII de otras obras enciclopédicas como la antedicha Cyclopaediade Ephraim Chambers, el Diccionario Filosófico de Voltaire o el Diccionario de Sinónimos de Étienne Bonnot de Condillac

- Urgencia de la tolerancia para deshacer los errores del pasado

- Desprecio hacia la Metafísica con la excepción de Baruch Espinosa. En ese contexto se enmarcan los juicios de Voltaire en torno a Leibnitz a quien el libelista francés nunca entendió

Sin embargo existe una Ilustración Católica y otra Anticatólica según sus ideas en torno a los papeles de la razón y la religión. La Ilustración Católica valora la razón pero no desprecia la fe. La Anticatólica (a la que pertenece la Enciclopedia)  muestra una confianza ilimitada en la razón a la que se considera el elemento apto para entender la totalidad de los problemas que afectan al hombre. La Ilustración Católica piensa que la razón debe depurar al Cristianismo de las supersticiones añadidas pero admite la validez de esa religión. La Ilustración Anticatólica critica a la Religión Cristiana como a las demás religiones positivas y opina que deben ser sustituidas por la creencia en el Dios de la Filosofía (deístas y masones) o el simple ateísmo (los ilustrados materialistas como Helvetius)

El materialismo del siglo XVIII

La erudición dieciochescas distingue dos tipos de materialismo:

- Materialismo espontáneo de las prácticas científicas que nace en el siglo XVII con Robert Boyle. Sus cultivadores en el siglo XVIII se limitan al mero análisis físico y nada dicen en torno al alma.

- Materialismo filosófico del que tenemos el ejemplo antedicho de Helvetius. El materialismo filosófico contempla una faceta moderada y otra radical. La moderada se limita a aplicarlo a la rex extensa de René Descartes y soslaya la res cogitans de aquel pensador. La radical nace con Julien Offroy de La Mettrie. La Mettrie preconiza que la res cogitans es un añadido que aparece en el sistema cartesiano, nada soluciona y encima crea nuevos problemas. Por tanto La Mettrie desecha el dualismo de Descartes y acepta el monismo. El auge del materialismo filosófico en la Francia Ilustrada explica el auge de la hostilidad al Cristianismo y al Antiguo Regimen y el respeto por Baruch Espinosa

Voltaire

Más que historiador es un polemista y un vulgarizador. Sus dos obras principales dentro del género histórico se titulan Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones y El siglo de Luis XIV. Las dos características de ambos tratados son:

- Importancia concedida a algunos individuos como motores de la Historia Universal en detrimento del papel jugado por los pueblos

- Intento de hallar la idea dominante de la época (en frase del propio Voltaire). Esta búsqueda concuerda con las directrices filosóficas del siglo XVIII. La idea dominante de la época impulsa la Historia como lo hacen sus grandes protagonistas

En el Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones busca Voltaire las ideas dominantes en Europa entre Carlomagno y Luis XIV. En El siglo de Luis XIV considera Voltaire al Rey-Sol el acelerador del devenir histórico en su tiempo. El siglo de Luis XIV tiene dos aspectos positivos: la compartimentación metodológica en aspectos independientes del reinado y el uso por Voltaire de fuentes de primera mano (vg. los diarios y memorias del monarca) que no aparecen en el Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones. El siglo de Luis XIV tiene el lastre de su estricta concepción literaria heredada de la dramaturgia con el esquema planteamiento - nudo - desenlace. Ello induce a Voltaire a dar más importancia a unos acontecimientos que a otros en virtud de su interés literario y no histórico.

Montesquieu

Su verdadero nombre es Charles de Secondat aunque goza de la baronía de La Brède y el vizcondado de Montesquieu. Nace 1689. Muere en 1755. Su obra de mayor interés para la Historia Antigua aparece en 1734. Se titula en castellano Consideraciones sobre las causas de la grandeza y decadencia de los romanos. Montesquieu la dedica a analizar las grandes etapas del devenir del Imperio Romano desde la supuesta fundación de la ciudad de Roma en el bienio 754 - 753 a.C. hasta la toma de Constantinopla por los otomanos del Sultán Mehmet II el Conquistador en el año 1453 de la Era Cristiana.

Montesquieu analiza la Historia de Roma a modo de un organismo vivo. Atribuye la grandeza de Roma a la virtus. Ese concepto latino ha de traducirse por valor cívico (como hacen los italianos del Renacimiento por medio de la palabra virtù) y no a manera de virtud cristiana. Montesquieu ve inseparables la idea de virtus y el principio de libertas (la libertad de los ciudadanos romanos) pues el valor cívico sólo puede desenvolverse entre hombres libres.

Las Consideraciones sobre las causas de la grandeza y decadencia de los romanos sostienen que la génesis del Principado con Augusto acarrea el término de la práctica de la virtus y la libertas. Montesquieu considera la evolución del Imperio Romano de Oriente desde el óbito de Teodosio I el Grande en 395 d.C. y la antedicha conquista otomana de Constantinopla en 1453 a manera de una etapa de decadencia. El éxito de esta obra hace que se acentúe el desprecio occidental hacia Bizancio ya iniciado en la Edad Media. Con gran carga de verdad se quejará siglo y medio más tarde Charles Diehl de que muchos contemporáneos suyos aún reputan la Historia Bizantina una repetitiva suma de las intrigas que llevan a cabo monjes, eunucos y rameras aficionadas a las querellas teológicas. Por último Montesquieu sienta las bases del futuro racismo del siglo XIX pese a su entusiasmo por la Monarquía Británica. Así postula que los nobles franceses de su tiempo son los herederos de los francos instalados en la Galia mientras que los campesinos de su época descienden de los galorromanos sometidos a aquéllos.

Historiografía conservadora de Francia

Nace en la década de 1790 a 1800 como reacción a la Revolución Francesa. Su principal representante es el sacerdote Agustín Barruel (1741 - 1820) con Historia del clero francés durante la Revolución y Memorias para servir a la historia del Jacobinismo, aparecidas en Londres en 1794 y 1797. En la segunda Barruel considera la Revolución Francesa el resultado de la unión en los jacobinos franceses de tres conjuras contra el Catolicismo: la conjura de los filósofos, la de la Masonería y la de los Iluminados de Baviera. Considera a Federico II de Prusia, Voltaire y D'Alambert los tres inspiradores intelectuales de la Revolución Francesa.

La conjura de los filósofos se ve en la difusión de la Enciclopedia y libros anticristianos. El objetivo de la Masonería reside en luchar contra los principios monárquicos por medio de la difusión de los conceptos de soberanía popular, división de poderes y libertad e igualdad entre todos los hombres. En el sentir de Barruel la Revolución Francesa ha extendido las ideas de la libertad e igualdad de todos los hombres con un matiz masónico. Asimismo la división de poderes, ideada por Montesquieu, supone una cortapisa del poder real. Los iluminados de Baviera intentan luchar contra toda forma de gobierno y propiedad a través de la exposición de dos planteamientos utópicos: el triunfo de la razón y la concordia humana.

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Gonzalo Fernández



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