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La Reina Sancha de Castilla y Polonia. Ejemplo de mujer para el siglo XXI por Íñigo Mendaro Elio y José Martín Brocos Fernández A semejanza de Santa Rita de Casia, pero con dos siglos de anticipación, una mujer española después de desposarse, ser madre y enviudar, ingresa en un monasterio de clausura, y alcanzará grado de santidad, siendo reconocido por la Iglesia como Sierva de Dios. |
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| Sancha de Castilla y Polonia. 1158 – Sijena (Huesca), XI.1208. Infanta de Castilla. Reina aragonesa. Fundadora de la Orden de Comendadoras Sanjunistas o Madres Comendadoras de San Juan de Jerusalén, rama femenina de los Hermanos de San Juan de Jerusalén (Orden de Malta). Sierva de Dios.
La Princesa Dª Sancha, hija del rey D. Alfonso VII de Castilla, fue casada con D. Alfonso II denominado el Casto, Monarca de Aragón el 18 de enero de 1174 en la catedral de Zaragoza, y aquella piadosa señora edificó a su costa en el año 1188 el Monasterio de Sijena (o de Sigena), sobre las riberas de río Alcanadre del mismo reino de Aragón para sepultura de las personas reales, dedicando tal Convento a religiosas nobles de la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, o de Malta, por ser el territorio de Sijena que permutó la reina por otros estados suyos, enriqueciendo aquella real casa con muchos privilegios y considerables donaciones. En este Real Monasterio de Sijena se estableció la vida contemplativa femenina de la Orden de Malta, siendo la Reina Sancha reconocida como fundadora de las madres Comendadoras de San Juan de Jerusalén. De acuerdo con su regla, las Comendadoras Sanjuanistas se consagraron a ser el alma contemplativa de la Orden de Malta. La regla de Sijena pronto sirvió como modelo para fundar nuevas comunidades en todo el mundo.
Muerto el rey D. Alfonso en 1196 y asegurado el trono en su hijo D. Pedro II se retiró, la reina viuda a la deseada mansión de Sijena, tomando el hábito de la Orden de San Juan, según lo había hecho antes su hija la Infanta Dª Dulce, y vivió como verdadera y humilde religiosa hasta 1208 en que murió con mucha fama de virtud y santidad.
Su sepulcro existe en aquel real Monasterio con su retrato en el túmulo, teniendo vestido el manto de la Orden, la cruz al pecho, la corona regia en la cabeza y el rosario en la mano: de allí lo copió el historiador Bosio para colocarlo en el tomo 1º página 391 de su interesante obra.
En los muchos documentos del Archivo del Convento de Sijena se lee Sancte Regine Sancie fundatricis istius Religionis et Conventus. En la Iglesia de Ntra. Sra. del Temple de la ciudad de Zaragoza hay un cuadro de la Santa Reina Dª Sancha, y de su vida y hechos trata detenidamente la historia del Monasterio de Sijena escrita en dos tomos por el Rvdo. Padre Maestro Fr. Marco Antonio Varón, e impresa en Pamplona en 1773.
Los monasterios contemplativos de religiosas sanjunistas, siendo el primero el Real Monasterio de Sijena fundado por la Reina Sancha y donde una vez viuda profesó hasta el fin de sus días naturales, se extendieron por el mundo y prácticamente por todas las naciones de Europa. Durante más de 800 años, las Comunidades estaban mayoritariamente formadas por hermanas o Madres de los Caballeros de Malta Actualmente debido fundamentalmente a la crisis conciliar con la merma de vocaciones, quedan tres monasterios de religiosas sanjuanistas en el mundo: en España, el Real Monasterio de San Juan de Acre, en Salinas de Añara, provincia de Vitoria, y el Convento de San Juan de Jerusalén, en Zamora; y en Malta, el Monasterio de Santa Úrsula, en La Valetta.
La espiritualidad sanjuanista se concreta en el lema "Tuitio Fidei et Obsequium Pauperum", defensa de la Fe y atención a los más pobres y enfermos. En su rama femenina, las monjas sanjuanistas utilizan el lema "Pro Fide et Utilitate Hominum", por la Fe y al servicio de los hombres. Los rasgos del carisma sanjuanista se pueden concretar en: la figura de San Juan Bautista, con su misión y virtudes; la Virgen María, en el Misterio de la Natividad; la hospitalidad dentro de la forma de vida contemplativa; y el misterio pascual del Señor, consumado en Jerusalén.
El fin propio de las Religiosas Sanjuanistas es glorificar a Dios con la santificación propia, por medio de la observancia del Santo Evangelio, de los votos, de la Regla y Constituciones y practicar la Hospitalidad en la forma posible con la clausura papal que observan las Religiosas Sanjuanistas. Animadas del espíritu de San Juan Bautista preparan los caminos del Reinado de Cristo con sus oraciones y sacrificios y prestan toda la ayuda espiritual al Santo Padre, a los prelados, sacerdotes y seminaristas, recordando que el Santo Precursor preparó a Jesús sus discípulos más fervorosos. Siguiendo el espíritu monástico militar de la Orden, ruegan para que el Gran Maestre y todos los miembros Caballeros de esta Sagrada Orden siempre defiendan la Causa de Cristo. ·- ·-· -······-·
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