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Navidad y Promesa
"¿Que
sabrían de la sociedad? si nada saben del hombre.
¿Y que podrían saber del hombre? si nada saben de Dios"
Blanc de Saint-Bonnet.
Pesa, sin duda, sobre la humanidad del
siglo XX una flagrante contradicción que hiere su orgullo. Hay
algo que no funciona debidamente en el complejo sistema de la
vida moderna; un error esencial lo corroe radicalmente. De una
parte un enorme progreso técnico y una esperanza confiada de
poder crear un mundo abundante de bienes y de obras y de otra la
cruda realidad de todos los días con sus secuelas de miseria y
odio para una muchos hombres y naciones enteras.
El aspecto más típico de la época moderna consiste en la
absurda tentativa de querer reconstruir un orden temporal sólido
y fecundo prescindiendo de Dios, único fundamento en que puede
sostenerse. Sin embargo, la experiencia cotidiana, en muchas
ocasiones en medio de los sucesos más amargos y aún a veces
entre formas sangrientas, sigue atestiguando lo que afirma el
Libro inspirado : "Si el Señor no construye la casa, en
vano se afanan los que la edifican".
Es vana la autosuficiencia del hombre. Solo en Dios tienen
subsistencia unos valores fundamentales que muchos dicen
defender.
Los males que nos quejan son consecuencia inmediata de la
corrupción en que cayó la sociedad moderna y delas leyes
materialistas que destruyendo la familia y abandonando la
formación moral y social de la juventud, la han entregado
indefensa a la descomposición y la desintegración.
Fuera de la ordenación divina no hay libertad, sino libertinaje
y degradación. La Verdad, la libertad, la paz y la justicia
tienen su origen frontal en Dios.
"Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz" cantaban
los ángeles la feliz noche del nacimiento del Señor en Belén.
Si la sociedad humana, en muchos de sus niveles, esta privada del
don de la Paz, es porque domina en ella la esclavitud del pecado.
La paz se aleja más y más de nosotros porque nosotros nos hemos
alejado de Dios.
Para conquistar estos valores se impone la misión urgente de
restaurar el orden social cristiano en la sociedad, en la
familia, en el individuo. Para construir un mundo mejor, más
justo y a la vez más digno del hombre, es necesario ver al
hombre en toda su dimensión humana, sin amputarlo : en el soma
pero también en el espíritu.
No debe de reducirse al hombre a la esfera de sus necesidades
meramente materiales. No puede ni debe medirse el progreso sólo
en categorías económicas. No existiría un mundo mejor, y un
orden mejor de la vida social, si antes no se da preferencia a
los valores del espíritu humano.
Ni la técnica, ni la cultura, ni la comunicación entre los
pueblos, ni el confort son suficientes para que los pueblos sean
mejores. "Volver a los principios cristianos de los pueblos
es una necesidad que, día a día, se ha hecho más
evidente" (León XIII)
No hay humanismo sin Dios, no hay plena honradez sin gracia, no
hay hombre verdadero, realizado, sin la aspiración de seguir a
Jesucristo, Redentor y Rey de todos los hombres.
Todos recibimos de brazos de la Virgen María a Jesús, el Hijo
de Dios encarnado en ella. Hoy en la tierra nace el Amor, hoy en
la tierra nace Dios.
El nacimiento de Cristo debe ser nuestro renacimiento espiritual
y cristiano. Dejemos que su luz y su gracia entren hasta el fondo
de nuestra alma y así seremos mejores y así será el mundo
también un poco mejor.
Es necesario comenzar de nuevo. Una y otra vez. La Navidad,
alegre y profunda, nos infunde la esperanza y nos enseña el
camino. En Cristo, con Cristo, es siempre posible volver a
empezar y reemprender la construcción de nuestra vida personal,
de nuestra vida familiar, de nuestra vida social y civil. Es una
buena ocasión, para acercarnos más a Dios y más a los demás
con un sincero deseo de mejorar y de seguir luchando por nuestra
querida España.
Esta es la gran alegría : Dios está aquí. Es el gran anuncio
que conmueve este día a los cristianos. ¿Puede existir algún
hecho más relevante, acontecimiento más sorprendente ? Dios,
asume la naturaleza humana y se hace Hombre, hombre perfecto.
Cristo, Dios y Hombre, viene a la tierra para reconciliarnos con
Dios.
José Luis Serrano Serrano *
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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