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Defensa de un método inductivo
Ello no obsta a que se reconozcan determinados principios como irrenunciables dentro de la construcción social. Es el caso del principio de subsidiariedad, el de solidaridad, los derechos y deberes de la persona inherentes a su dignidad,... étc
El siglo xx ha sido desde el punto de
vista político el siglo de la ingeniería social. El máximo
representante del estatismo racionalista, Hegel, introdujo un
modo de hacer política cosistente en la invención de un
arquetipo ideal que posteriormente trata de moldear la sustancia
social en orden a lograr determinados fines absolutos e
inmanentes. El resultado ha sido tremendamente devastador, tal y
como puede concluirse tras las experiencias totalitarias fascista
y comunista, y, lo que para nosotros es aún más relevante, lo
está siendo de un modo paulatino pero efectivo a través del
relativismo liberal, de lo que Ortega y Gasset denominaba
"democracia morbosa".
Sin embargo, existen otros posibles modos de hacer política.
Parece oportuno tras los efectos de sistemas ideológicos
abstractos y omnicomprensivos, realizar ensayos con métodos
alternativos. En concreto, si de veras se respeta la preeminencia
de la sociedad sobre el Estado cabe optar por un método
inductivo.
Se trata en pocas palabras de ir configurando soluciones a
problemas singulares, problemas concretos sobre los que se poseen
parámetros verificables y cuyas alternativas de solución,
consecuentemente, operan sobre márgenes de error más reducidos.
Una vez que este método se generaliza, se procede a construir el
sistema, a partir de una generalización de aquellos criterios
que parecen más correctos. De este modo, se deja de construir
soluciones "a priori " para los distintos problemas
públicos, y a la potestad civil le corresponde nuevamente una
función subsidiaria, la coordinación de los diversos
subsistemas de cara a la consecución del bien común.
Ello no obsta a que se reconozcan determinados principios como
irrenunciables dentro de la construcción social. Es el caso del
principio de subsidiariedad, el de solidaridad, los derechos y
deberes de la persona inherentes a su dignidad,... étc que
operan como herramientas de solución de conflictos
intersubjetivos, individuales o colectivos, de ámbito sectorial
o territorial restringido, como criterios de determinación de
una solución justa para un determinado problema.
Este camino es, sin duda, más laborioso y lento en la obtención
del resultado final, pero al mismo tiempo hay mayoeres esperanzas
de éxito y numerosas posibilidades de autocorrección del
proceso. Por todas estas razones, es más apropiado avanzar en la
lucha por los valores a través de un método inductivo.
Ricardo Parra *
"ARBIL, Anotaciones
de Pensamiento y Crítica", es editado por el Foro Arbil
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