|
La pluralidad social de los judíos de Israel
La ascendente natalidad árabe, la conversión de judíos rusos al cristianismo y la ausencia de emigrantes hebreos son efectos que producirán en el futuro un mayor pluralismo cultural de la sociedad israelí
Hace pocos días se celebró el 50º
aniversario de la fundación del Estado independiente de Israel.
Un país nuevo formado por colonos judíos en el antiguo mandato
británico de Palestina. Las primeras llegadas de pioneros de la
emigración hebraica a la Tierra de los Santos Lugares comenzaron
a principios de siglo con la extensión del ideal sionista entre
los judíos de la Europa oriental favorables a constituir una
nación propia y no asimilarse en sus naciones de adopción.
Sin embargo, esta emigración será pequeña, aunque suficiente
para proporcionar múltiples problemas con la población árabe
autóctona. Será después de la segunda guerra mundial, cuando
centenares de miles de refugiados judíos retomen la idea de
formación de un hogar judío en la tierra palestina, entrando en
confrontación con sus habitantes. La mayor parte de estos nuevos
habitantes son askenazíes, judíos de centroeuropa, de habla
yiddish, un idioma propio, variante del alemán. Estos colonos
son los que organizaron el nuevo Estado, liderados por Ben
Gurión, a su semejanza, de ideas socializantes, formaron la base
del partido laborista, el sindicato Histadrut y la colonización
rural a través de los kibbuttz, cooperativas agrícolas, donde
la propiedad privada no existe. El Haganah, organización
combatiente de los judíos laboristas, fue de las principales en
su lucha por la independencia y en propagar el terror en las
humildes comunidades palestinas, que tuvieron que huir a los
países vecinos.
Pero, no todos los askenazíes fueron laboristas, una minoría,
perteneciente al Irgum, organización terrorista causante de los
peores crímenes contra los británicos y los árabes, formaron
el Likud, movimiento de la derecha expansionista judía. No
obstante, su electorado ascendió en fuerte número con la
llegada de los sefardíes, judíos descendientes de los salidos
de España en el XV. Provenientes en su mayor parte de los
Balcanes, países árabes y Marruecos, fueron marginados de la
sociedad israelí y relegados a los peores puestos, ocupados por
los laboristas askenazíes. Los sefardíes, originarios del norte
de Africa, procedían de una cultura menos desarrollada que la
occidental y por tal razón fueron comparados despectivamente con
el resto de pueblos africanos.
Esta discriminación produce el ascenso de la derecha
nacionalista judía alimentada con las últimas remesas de
colonos. En la actualidad, el 35 % proceden de Europa, pero el 32
% son originarios de Africa o de Asia, la amalgama poblacional es
difícil por la diferente realidad cultural de la que proceden.
No obstante, la baja natalidad hebrea obliga a mantener la
llegada de nuevos judíos, como los falashas, sesenta mil judíos
etíopes, que fueron trasladados a Israel, donde han motivado ya
grandes problemas de integración por el rechazo sufrido por su
pigmentación negroide y el rechazo de su sangre en los
trasplantes, por el riesgo al SIDA. Pero, el mayor aporte ha sido
el procedente de la antigua URSS, la caída del Muro de Berlín y
la crisis económica en el antiguo bloque comunista ha producido
la salida de casi un millón de judíos soviéticos a Israel,
donde conforman su propio fuerza política y hacen de bisagra
entre laboristas y derechistas, inclinándose últimamente hacia
el lado del Likud.
Sin embargo, el problema de estos nuevos judíos es su baja
religiosidad, su gran escepticismo e incluso la frecuente
conversión de muchos de ellos al cristianismo, con el
consiguiente conflicto en un país de confesión hebrea y donde
los árabes musulmanes y cristianos de ciudadanía israelí, son
ya un 16 % de la población total, sin contar los de los
territorios ocupados. Israel, a pesar de su finalidad de
construir un Estado judío puro, no ha podido impedir la
pluralidad de una sociedad que vive en una región heterogénea
en su historia por ser crisol de culturas, religiones y etnias.
La ascendente natalidad árabe, la conversión de judíos rusos
al cristianismo y la ausencia de emigrantes hebreos son efectos
que producirán en el futuro un mayor pluralismo cultural de la
sociedad israelí. La posibilidad futura de que israelíes no
hebreos ocupen algún cargo de responsabilidad política es
reducida, pero será una demanda obligada por una creciente
minoría israelí, considerada de segunda categoría, y que
tendrá la gran misión de fortalecer la paz al ejercer de puente
entre su Estado y las naciones circundantes. *
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
La reproducción total o parcial de estos documentos esta a
disposición de la gente siempre bajo los criterios de buena fe y
citando su origen.