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¿De El Desastre al desastre?
Urge una toma de conciencia general de la grave situación en que nos encontramos , para la cual, al contrario que hace un siglo, no podemos esperar la guía de los actuales "intelectuales" de pesebre, promocionados por el sistema
El 15 de Febrero se cumplen 100 años del
incidente del Maine, la burda excusa buscada por la
Administración estadounidense para emprender la guerra
invadiendo Cuba y Filipinas. La actitud de la Administración de
los Estados Unidos, que actualmente continua, un siglo después,
con su intervencionismo internacional, en esta ocasión para
extender al tercer mundo el control de natalidad (eufemística
forma de llamar su posición contraria a la vida, extendiendo
políticas anticonceptivas y abortistas) nos hace considerar
acertada la sentencia de George Clemeceau: A lo largo de la
Historia, los EE.UU. es la única nación que ha pasado de la
barbarie a la degeneración sin conocer un intervalo de
civilización.
Mientras se perdía los últimos restos del pasado esplendor, el,
comparativamente, escaso crecimiento económico, industrial y
comercial de España nos alejaba de la rápida expansión de los
países europeos "de nuestro entorno".
Sin embargo la pérdida de las provincias ultramarinas, con sus
consecuencias económicas y sociales y reflejo de la decadencia,
no hizo que la sociedad española de 1898, la España de finales
del XIX, la "vieja y tahúr, zaragatera y triste" que
dibujara Antonio Machado, bajo el régimen caciquil de la
monarquía liberal, traído por la restauración, tuviera sentido
del desastre, como muestran los múltiples estudios ampliamente
difundidos por separatas y videos en periódicos y revistas con
ocasión de la conmemoración, y los españoles permanecieron en
la insensibilidad colectiva hasta que la llamada generación del
98 le hizo tomar conciencia del desastre.
100 años después, en la nueva restauración borbónica, a este
país, sometido a los intereses de las cúpulas de los partidos
políticos, de nuevo se le quiere subyugar, haciéndole
permanecer en la inconsciencia colectiva de los problemas y se
pretende impregnar de una sensación de optimismo público, que
se supone apoyado en una teórica mejora de la situación
macroeconómica, haciendo olvidar la práxis diaria, porque se
puede considerar que:.
¿España va bien con decenas de miles de niños asesinados en el
vientre de sus madres con la colaboración del Estado?, ¿España
va bien con un paro estructural que ocasiona la pobreza endémica
de millones de ciudadanos que se ven excluidos de la sociedad?,
¿España va bien con el Estado descomponiéndose en dos decenas
de taifas y abdicando de sus competencias para proteger a los
ciudadanos en régimen de igualdad, sea cual sea su lugar de
nacimiento?, ¿España va bien con una administración que
"bendice" las uniones sexuales aberrantes,
inscribiéndolas en los registros civiles y proporcionándole
prestaciones sociales?, ¿España va bien con un régimen laboral
que regula las relaciones capital-trabajo en la fuerza y no en la
razón objetiva? ...
Quizá halla dos respuestas :
España va bien para la clase política que vive de los
presupuestos y las prebendas del Estado, España va bien para los
delincuentes y terroristas, que disfrutan de las "políticas
de reinserción" y de los "beneficios penitenciarios,
España va bien para la economía financiera, que especula al
amparo de unas políticas que les favorecen, España va bien para
los degenerados que ven como desaparece del código penal la
"corrupción de menores", etc...
Pero para los agentes de la economía productiva que sufren una
fiscalidad confiscatoria, una burocracia paralizante y la
ausencia del apoyo público, para los empleados que tienen
contratos basura o trabajan horas extras interminables sin
cobrar, para los enfermos que pierden las prestaciones médicas y
farmacéuticas, para los jóvenes que no pueden casarse por los
desorbitados precios de las viviendas y la incertidumbre
económica y las inexistente política de apoyo a la familia,
para los agricultores y ganaderos que ven como se destruye la
riqueza a cambio de unas subvenciones que son pan para hoy y
hambre para mañana, para los trabajadores de la industria minero
siderúrgica, que ven cerradas los complejos industriales, para
los asalariados actuales que no tendrán las pensiones que ahora
.se les obliga a cotizar, para las víctimas de la violencia
terrorista y sus allegados,... , para todos ellos España no va
bien
Toda una expresión de que este país (Aunque algunos, muy pocos,
se quejan de que no se nombre a España, y la palabra se
sustituya de forma vergonzante por "este país",
"en el estado", etc... creo que en esta ocasión es
correcto su uso, porque la autentica personalidad que define el
concepto del nombre de España no se corresponde con el de la
actual nación abortista, bisexualista, eutanásica, corrupta,
relativista, cobarde y acomplejada que muchos sufrimos y otros
toleran sin particular esfuerzo) decía, toda una
exteriorización de la lamentable situación en que nos
encontramos la podemos resumir con un ejemplo: las
manifestaciones de nuestra clase política que se vanagloria de
las simpatías que suscitan en las relaciones internacionales, la
cual es clara señal de nuestro decaimiento y el servilismo de la
política exterior.
Unanimidad en la simpatía causan Mónaco, San Marino,
Lienchenstein, etc.. Estados Unidos, la antigua Unión
Soviética, China, Francia, Gran Bretaña, las grandes naciones,
causan enfrentamiento y pasiones.
Urge una toma de conciencia general de la grave situación en que
nos encontramos , para la cual, al contrario que hace un siglo,
no podemos esperar la guía de los actuales
"intelectuales" de pesebre, promocionados por el
sistema.
Del resultado de todo lo anterior podría quedar una sensación
pesimista, como la percibida hace cien años, pero no debe ser
esa la consecuencia. Seis siglos atrás, el Marques de Santillana
ya escribía una "Lamentación por España", poco
tiempo después llegaban los años de plenitud nacional. Para
poder dirigir nuestros esfuerzos a la recuperación de los
valores que nos vuelvan a llevar a la plenitud, primero debemos
ser conscientes de la naturaleza de los problemas a los que nos
enfrentamos, sin escondernos ante la realidad y no podemos
dejarnos envolver en un falsa percepción paralizante a la que
invita el sistema, para autojustificarse.
Javier de Jaso y Azpilicueta *
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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