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El camino del Nihilismo
Vamos hacía un hombre que ha perdido cualquier noción acerca de los conceptos básicos y que carece de inquietudes transcendentes.
Estas ya no interesan al corazón endurecido del hombre posmoderno, ofuscado por la opulencia. Un hombre indiferente, hedonista, consumista y relativista que en vez de ser brújula es veleta.
La verdad ha sido sustituida por el permisivismo que persigue una sociedad sin prohibiciones ni territorios vedados, sin limitaciones que se caracteriza por "la muerte de los ideales y la superabundancia de lo demás", como nos dice el doctor Rojas.
El libertinaje ha sustituido a la libertad, concibiéndola como un absoluto al que se ha subordinado todo lo demás, en la que no hay responsabilidad, ni deberes, ni una misión en la vida, sino solo derechos.
"Se dice, y acaso se cree, que la libertad consiste en dejar crecer un planta, en no ponerle rodrigones, ni guías ni obstáculos, en no podarla, obligándola a que tome ésta u otra forma; en dejar que arroje por sí, y sin coacción alguna, sus brotes, sus hojas y sus flores. Y la libertad no esta en el follaje sino en las raíces, y de nada sirve dejarle al árbol libre la copa y abierto de par en par los caminos del cielo, si sus raíces se encuentran, al poco de crecer, con dura roca impenetrable, seca y árida o con tierra de muerte" (Miguel de Unamuno)
El permisivismo mata la verdad porque la aleja del corazón del hombre; "todo es relativo, cualquier análisis pude ser positivo o negativo, todo depende de quien lo diga, todo puede ser sometido a plebiscito para que una mayoría, "con su libertad", decida que es la verdad y que es lo bueno".
Fruto de este relativismo moral es una persona individualista, extremadamente egoísta sin otro ideal que el consumismo. Estos "valores" pueden llevar al hombre, después de vagar por la indiferencia y la tolerancia extrema, a la nada, al vacío.
Cuando a final del siglo XX, lo mundano parece haber vencido a la verdad, nos percatamos de que la historia siempre tiendo a repetirse,
De nuevo la decadencia de la Civilización; los deseos reducidos al "Pan y Circo" sustituyendo a las virtudes del ciudadano romano son paralelas a los actuales de "subvención y fútbol" arrollando las aspiraciones del caballero cristiano.
Y mientras el peligro bárbaro en las fronteras, primero como mercenarios, luego como invasores o ahora invadidos por los otros bárbaros, los protestantes y racionalistas, destruyendo la civilización clásica.
Porque los pueblos no caen por débiles sino por viles. Y hoy tal vez no nos demos cuenta de que estamos viviendo en una "cultura de pecado", como nos dice Juan Pablo II, que se pretende extender a través del Nuevo Orden Mundial
La única solución está en cambiar a ese ser que no sabe donde va, progre en los 80, en los noventa conservador-liberal, por un "hombre nuevo" lleno de la Verdad , que transforme España extendiendo los valores, primero en ella misma para hacerla como fue un pueblo grande y después al mundo, y así demostrar nuestro mejor valer.
Antonio Ferrer
"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el Foro Arbil
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