|
Filosofía y sentido común.
Los
niveles o modos de conocimiento humano son, varios; al menos
tres:
Sentido común, Ciencia y Filosofía. Después está la Fe.
Los tres primeros están al alcance de
cualquier persona, puesto que son capacidades naturales de la
inteligencia humana. La fe, en sentido teológico, es una
capacidad sobrenatural que presupone un don sobrenatural, por eso
no la contamos ahora.
Son, pues, tres grados de conocimiento que el hombre puede
adquirir por medio de sus facultades: a partir de la sensibilidad
y de la inteligencia en continuidad con la sensibilidad, en
contacto con la realidad.
El conocimiento de las cosas por sus causas últimas es el
conocimiento más alto al que podemos aspirar. "Ver"
las cosas desde sus principios constitutivos, y desde sus causas
últimas, es en definitiva, como verlas un poco desde Dios, desde
su origen absoluto.
Esto se consigue a nivel natural, en cierta medida y manera,
mediante la FILOSOFIA
Por otra parte, Dios, amorosamente, nos ha hecho partícipes de
su sabiduría divina, externamente mediante la revelación
consumada en Jesucristo, e íntimamente mediante el don
sobrenatural de la fe.
La fe, lejos de oponerse a la razón, aumenta su capacidad de
comprender. Si la razón es luz, la Fe es una luz mucho más
potente, que nos permite conocer cosas que sólo a Dios compete
conocer por naturaleza.
No hay conflicto entre ninguno de nuestros niveles de
conocimiento
1. El sentido común nos enseña cómo las cosas aparecen. Y esto
es un conocimiento importante, aunque no haya de tenerse por
definitivo y completo (el fuego quema, el agua moja).
2. La ciencia indaga y manifiesta las causas inmediatas de las
cosas que caen bajo nuestro radio de observación y
experimentación. Es un conocimiento más profundo (el agua está
compuesta de dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno).
3. La filosofía nos conduce al conocimiento de las últimas
causas de los entes, en cada uno de los grados
que sean irreductibles entre sí
de participación del ser (el agua y el fuego son entes finitos,
compuestos de esencia y acto de ser, de acto y potencia, de
sustancia y accidentes)
La teología aplica el dinamismo de la razón al estudio de las
verdades que Dios nos ha revelado, para comprenderlas cada vez
más y mejor, en armonía con todos los demás conocimientos
ciertos que tenemos a nuestra disposición.
Son distintos niveles de desarrollo del conocimiento (sobre el
agua y el fuego, la vida, la inteligencia, el alma y Dios)
Filosofía es un tercer saber, por encima del saber vulgar y del
saber científico, aunque inferior a la teología. Tiene puntos
de contacto con todos los demás, pero sin coincidir con ninguno
de ellos.
Sentido común, ciencia y filosofía nos dan distintos niveles de
la verdad de las cosas.
Sin el sentido común no tendríamos posibilidad de
supervivencia;
sin la ciencia no cabría desarrollo técnico; sin filosofía no
sabríamos nada sobre el origen, el fin y el sentido de la vida.
SENTIDO COMÚN Y FILOSOFÍA
Normalmente llamamos sentído común al conocimiento ordinario
que todo el mundo posee por el ejercicio espontáneo de la
razón, de forma no reflexiva, es decir, precientífica.
El eterno escepticismo se manifiesta en la filosofía
contemporánea en las siguientes reducciones del campo de
conocimiento humano:
-sólo cabe conocer fenómenos (Kant)
-sólo podemos conocer la mera esencia de los conceptos (Husserl)
-sólo la angustiosa y precaria existencia subjetiva (Heidegqer)
-sólo las estructuras formales del lenguaje, con sus finalidades
exclusivamente prácticas (filosofía analítica)
-sólo lo que esté encerrado en el "círculo
hermenéutico" (Gadamer).
Todos estos autores tiene en común la idea de la relatividad de
la cultura: todo en la cultura del hombre sería relativo, todo
sería historia; nada habría fijo y permanente.
Sin embargo es fácil advertir que el hecho de que las demás
culturas puedan comunicar con nosotros, de que podamos aceptar o
rechazar sus teorías, indica que podemos entendernos, y que por
tanto hay una base común de conocimientos y certezas
independientes de las diferencias geográficas y temporales. Ese
conjunto de certezas naturales y universales es lo que desde el
siglo XVI le ha venido llamando "sentido común".
CERTEZAS DEL SENTIDO COMÚN
Las certezas que componen lo que llamamos sentido común son
verdaderamente comunes a todos, hasta el punto de que nadie
carece de ellas, ni puede prescindir de ellas en el momento de
razonar.
En efecto, los mismos que niegan el sentido común, lo utilizan,
al menos en parte, como presupuesto implícito de sus
razonamientos.
Así por ejemplo, como ya aclaró definitivamente Aristóteles,
sólo puede negarse el principio de no contradicción haciendo
uso subrepticio de él.
Hay una serie de "principios metafísicos" y de
principios morales que forman parte ciertamente del sentido
común:
1. La idea de mundo o universo, es decir, el conjunto ordenado de
todas las cosas que se constatan como existentes y se conjeturan
como posibles. Todas ellas se encuentran conectadas con la idea
comunísima de "ser". Son cosas que son algo,
pertenecen al orden del ser.
2. La conciencia del propio yo, como sujeto en relación al
universo de objetos.
3. En tercer lugar, la noción de "orden" entre las
cosas, de la que deriva la evidencia de un deber de ajustarse con
la propia libertad a ese orden para alcanzar el fin final.
4. Finalmente, la noción de causa primera y último fin, o sea,
Dios creador y providente, legislador y remunerador.
En el sentido común no hay más que encontrar, a no ser las
certezas que derivan de las mencionadas por simple
explicitación. Son pocas, pero absolutas y universales. No hay
hombre que hable y razone sin hacer uso de ellas como punto de
partida, como gramática de su lenguaje, como armazón lógica de
su reflexión sobre la realidad en la búsqueda de una sabiduría
de cualquier género.
Aun cuando alguien en filosofía quiera negar alguna de esas
certezas o el conjunto de todas ellas (escepticismo), se descubre
en el lenguage del que la habla, la existencia previa de estas
mismas certezas: no sólo como un anacronismo sino como elemento
actual de soporte lógico de todo discurso.
Justamente por eso, toda filosofía que no respete el sentido
común (aunque no lo reconozca y defienda explí¿itamente) es
una falsa filosofía o una filosofía falsa, en la que siempre se
podrá descubrir una incoherencia lógica, una contradicción
intrínseca.Y la contradicción es la muerte de toda la
filosofía, como de cualquier pensamiento, tanto teórico como
prá¿tico.
ALMA DE UNA CULTURA
Sin embargo el sentido común nunca se encuentra en estado puro.
Siempre se encuentra -como el alma- en un cuerpo, en el sentido
de que anima y hace posible la existencia de un pensamiento y de
una cultura, pero no le puede ver separado de ellos.
Por eso se ha dicho que "el sentido común es la base
inexpresada de toda expresión" (Francis Jacques).
Cuando en un discurso humano se afirman cosas compatibles con el
sentido común, se trata de opiniones en principio aceptables;
pero si no son compatibles con aquellas verdades primarias,
entonces no sirven para nada, ni para la verdad humana ni para la
recepción de la verdad sobrenatural.
Las ciencias particulares y también la filosofía, arrancan del
sentido común -no podría ser de otro modo-, que normalmente nos
dice cómo son las cosas, y reflexiona sobre nuestros
conocimientos adquiridos de modo espontáneo, y va más allá ,
indaga por qué y para qué son o suceden las cosas en
particular.
Las ciencias se distinguen o especifican por sus objetos; dicho
más llanamente,, por el aspecto que le interesa de los ob jetos.
Cada aspecto particular, puede ser, en principio, objeto de una
ciencia particular. La medicina se ocupa de la salud del cuerpo,
la psicología de los fenómenos psíquicos, la ecología del
orden que hay o debe haber en el medio ambiente, la geología se
ocupa de la estructura de las rocas...
Pues bien, entre las ciencias se encuentra una que constituye una
especie única, porque en lugar de interesarse por aspectos
particulares de las cosas, se interesa por la realidad como tal.
No estudia tanto esta o aquella realidad concreta, sino que,
partiendo, como es lógico de realidades concretas, se remonta a
los principios primeros o causas últimas de' la realidad.
FILOSOFÍA
Alguien ha definido la filosofía como «aquello sobre lo que los
niños preguntan hasta que los padres, hartos, les dicen que no
sean pesados o tontos». La definición no es del todo mala.
Mamá ¿dónde se ha dio el ayer? Mamá, ¿por qué yo soy yo?
Mamá, ¿los sueños son realidad? ¿La verdad es verdadera? Y
todo esto, ¿tiene alguna importancia?
Cuenta Mariano Artigas que un día -un 15 de noviembre- se
encontraba en un tren, camino de Bilbao. Eran casi las 10 de la
noche. Subió una señora con dos niños pequeños. Uno de ellos
tendría 6 años y no paraba de hablar en voz alta. De pronto
exclamó: «¡Mamá , cómo corre el tren!». Y enseguida
añadió: «¡Y ni se nota!». Se quedó pensativo unos instantes
y preguntó: «¿por qué no se nota?».
Esta es una buena pregunta. El sentido común se suele extrañar
de que las cosas sucedan igual en una habitación donde todo se
halla en reposo que en un tren que se mueve a gran velocidad. El
que sabe física dirá que la explicación de este hecho está en
la inercia. (vid. Mariano Artigas, Cíencía y sentido común).
Pero ¿qué es la inercia? La respuesta quizá sea un poco
decepcionante. En Física, la inercia es un postulado. Parece que
a los físicos incumbe decirnos qué son las cosas y por qué
suceden unas y no otras. Kant tenía una fe absoluta en la
exactitud de la física. Pero cada día que pasa, los físicos se
encuentran más perplejos a la hora de responder por las
cuestiones más radicales: qué es la realidad, por qué es así
y no más bien de otra manera.
Sobre todo desde que se descubrió la física cuántica, los
físicos han caído en la cuenta de que cuando se acercan a la
real¡dad para observarla y medirla de alguna manera, ¡no hay
manera de dar un explicación objetiva!. Se dan cuenta de que
ellos mismos están implicados en la pregunta y toda respuesta
está condicionada por la subjetividad o situación del que mide.
Tocdo depende del punto de vista del observador.
Ya tenemos la teoría de la relatividad que ha hecho famoso a
Einstein. Pero muy pocos saben lo que significa relatividad para
Einsten. Para muchos "todo es relativo" quiere decir
que la realidad es incognoscible de un modo objetivo, que no
podemos saber qué es verdad y qué es mentira. El bastón recto
metido en un cubo de agua, lo vemos torcido. Todo depende del
punto de vista. El físico no puede decirnos más de lo que se
manifiesta a su punto de vista. Pero esto no es un fracaso de la
Física, ni del entendimiento humano.
La Física ya hace mucho haciendo posible muchas cosas útiles
para la civilización. No hay que pedirle más; no hay que
exigirle que además nos diga qué son las cosas o porque son
así y no de otra manera. Si le preguntamos a un profesor de
Física: ¿qué es en realidad la inercia, la gravedad,
etcétera?, es lógico que no sepa responder: no es un fracaso de
la Física, porque la pregunta "qué es" se refiere no
a lo que "aparece", sino a lo que "es" la
realidad como tal. Pero la Física se ocupa de los fenómenos, no
de lo que hay «debajo» de ellos. Para eso está la Filosofía
y, más concretamente, la Metafísica, que parte de los
fenómenos pero razona sobre ellos y procura «leer dentro»
(intus legere) para dar con el quid de la cuestión.
LO QUE NO ES FILOSOFÍA
No debe confundirse la filosofía con el "pensar
mucho". Muchos otros profesionales -abogados, arquitectos,
ingenieros-, necesitan pensar mucho y no es la su una tarea
filosófica.
Tampoco es pensar pensamientos (o ideas)
Filosofía es pensar a fondo sobre la realidad.
Filósofo no es el que sabe más cosas y es capaz de ganar
cualquier concurso de TV o radio;
ni es el que entiende de cualquier cosa (electrónica,
informática, setas, sellos, minerales, etcétera) sino el que
entiende más a fondo la realidad misma: -¿por qué el ser y no
más bien la nada? ¿qué son el bien, el mal, la libertad, la
felicidad, la criatura, Dios?
Es curioso que la suprema aspiración universal -absolutamente
universal- que es la de ser feliz, esté rodeada de una no menos
suprema y universal ignorancia.
Platón, uno de los primeros que comenzaron a hablar de
"filosofía" como tal, decía que los filósofos eran
los que estaban interesados en lo eterno y inmutable. Platón y
Aristóteles no reducían la filosofía a un mero análisis
lógico y lingüístico, como ha sucedido en los últimos
tiempos.
Que la Física y la Matemática, contra lo que pensaba Kant, no
sean ciencias exactas y que no nos puedan esclarecer la esencia
de las cosas y el sentido de la realidad no debe ser motivo de
escepticismo o desaliento. Lo que hay que hacer, para conocer
esas cosas, es Filosofía. La Filosofía no nos dirá cómo es la
estructura del átomo, pero no podrá ilustrar sobre su sentido.
Y lo mismo con el universo entero.
Antonio Orozco Arvo
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
La reproducción total o parcial de estos documentos esta a
disposición de la gente siempre bajo los criterios de buena fe y
citando su origen.