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"Educar es enseñar a querer": Entrevista con Jose María Contreras.
La educación no es solo dar información, sino formación, no solo conocimientos, sino criterios.
José
María Contreras es biólogo, aunque ha dedicado su vida a las relaciones humanas,
especialmente en el campo de la formación de directivos. En la actualidad es Director de
Formación y Desarrollo en una multinacional farmacéutica. Está casado y tiene tres
hijos. Ha impartido cientos de conferencias sobre el hombre y sus relaciones con los
demás, tanto dentro como fuera de España. Autor de varios libros (entre ellos
"Pequeños secretos de la vida en común" Planeta-Testimonio) acaba de publicar
"Hablar con los hijos" en la Editorial Martínez Roca.
Sobre este asunto hemos querido conversar con él.
Pregunta: ¿Con qué idea ha escrito usted el libro?
Respuesta: Mi intención ha sido hacer pensar. Cuando uno piensa,
comprende mejor las situaciones y resulta más fácil mejorar. Cuando uno piensa
honestamente en algo, está dando el primer paso para mejorar ese algo.
P.: ¿Se piensa poco?
R.: En muchos casos se evita pensar. Al hombre le cuesta enfrentarse a
sí mismo. Ponerse delante de un espejo y "cantarse las cuarenta". Pero lo
necesita para ser más feliz.
P.: Existen dificultades ¿verdad?
R.: Es cierto. Hay dificultades objetivas. Pero para aquello que a uno de
verdad le interesa siempre encuentra tiempo. Se evita mucho el pensar en los hijos porque
los pensamientos que surgen suelen ser exigentes.
P.: Y la prisa
R.: También. Pero algunas veces parece que nos guste que haya prisa.
Evita otros compromisos. Por eso a la prisa se le ha dado un sentido positivo. No hace
mucho, de una persona con mucha prisa se decía que era un atolondrado; ahora es una
persona muy importante.
P.: ¿Que respondería a la pregunta de qué es lo primero que se
necesita para educar a los hijos?
R.: Coherencia. Hay que procurar vivir lo que uno dice. Si no la
educación no vale para nada. Porque los hijos perciben inmediatamente que uno dice cosas
en las que no cree porque si las creyera, las viviría.
P.: ¿Por qué parece que es más difícil educar hoy?
R.: Podría haber muchas razones pero me gustaría centrarme en una.
Estamos haciendo una sociedad en la que cada esfuerzo lo hacemos con vistas a un beneficio
inmediato. En la educación no hay recompensa a corto plazo.
P.: La sociedad tampoco es que ayude
R.: Es verdad, por eso hay que poner más exigencia personal: El ambiente
exterior se contrarresta con presión interior; con exigencia personal.
P.: Pero los padres no somos dioses
R.: Claro que no. Lo que educa no es vivir una serie de valores, sino el
luchar por vivir esos valores; en eso es en lo que se fijan nuestros hijos. Nuestra
intencionalidad. Ellos también saben que no somos dioses.
P.: Es que los hijos lo ven todo
R.: Y nosotros tenemos que demostrarles con nuestra vida. El lenguaje de
los hechos es el que más comunica. Que sepan claramente cuales son nuestras prioridades.
Ellos tienen que saber las cosas por las que no pasaríamos nunca y por qué.
P.: Muchos padres entienden por educar el dar estudios.
R.: Es verdad. Educar no es dar una beca. Uno pone dinero y el niño
estudia, pero si educar fuera sólo enseñar a los hijos a ganarse la vida, habría hijos
que no haría falta educarlos ¡se la van a ganar mejor que nosotros!. Educar es algo más
que dar conocimientos.
P.: ¿Qué más?
R.: En última instancia educar es enseñar a querer . Por eso uno tiene
que saber hacer atractivos los valores. Es una necesidad en la sociedad en la que vivimos.
Tener referencias que nos hagan atractiva la verdad. En el caso de los hijos son los
padres. Sin la ayuda de éstos lo que se haga en los colegios u otras instituciones
formativas vale muy poco.
P.: ¿Cómo son las relaciones padres-hijos en la actualidad?
R.: Como siempre, pero con algunos matices especiales y no precisamente
pequeños. Hay miedo a los hijos. Miedo a exigir que en realidad es miedo a exigir-me.
Miedo a que se enfaden. Hay una especie de complejo de inferioridad con respecto a ellos
que está haciendo mucho daño a la sociedad en general y a nuestros hijos en particular.
P.: ¿Por qué?
R.: Porque una persona no exigida, es una persona no valorada. Uno puede
dar lo mejor de uno mismo cuando es exigido: La peor venganza con una persona es no
exigirle. Fracasará como persona aunque llegue a ser un brillante profesional. No se
exige en muchas ocasiones en aras de la tranquilidad.
P.: ¿Y
?
R.: Y se está confundiendo tranquilidad con paz. La paz es una
consecuencia de una forma de vivir: hay paz cuando hay exigencia, cuando hay lucha por
mejorar, cuando hay vida. La tranquilidad se consigue con tranquilizantes.
P.: ¿Y así no se consigue nada?
R.: Pues siendo realistas evitar un disgusto hoy para tenerlo
mañana
y sin remedio. ¡Cuanta gente se está culpando de no haber exigido en su
momento y Quizas se hubieran evitado algunas situaciones posteriores! Tengamos en cuenta
que una persona no educada, es decir no exigida, se convierte en una generadora de
sufrimientos en el futuro. En el terreno de la educación hay mucho sufrimiento evitable.
P.: Pero uno puede educar bien y luego "salirle mal"
R.: Claro. Tengamos en cuenta que el hombre es libre. Podemos educar a
una persona en el amor al trabajo y luego ella no trabajar porque no le da la gana. Los
padres tienden a echarse todas las culpas en los temas de educación. En muchas ocasiones
no llevan razón, para tener culpa hace falta intencionalidad. Si no hay intención no hay
culpa.
P.: ¿Un padre o una madre por el hecho de serlo ya son buenos
educadores?
R.: No. Además de la intencionalidad hay que formarse, conocer las
etapas por las que pasa un hombre. Igual que un jefe tiene que formarse. Unos padres para
educar bien deben formarse. Es fundamental. Si uno no se forma es difícil sortear la
cantidad de obstáculos que nos pone la sociedad actual.
P.: ¿Por qué no se hace?
R.: Algunos lo hacen. Otros no saben que hay que hacerlo. O no saben
cómo hacerlo. Hay otros que sabiendo que hay que hacerlo y como hacerlo se dejan llevar
por la comodidad. La raíz de la mayoría de los problemas que tiene la sociedad
occidental es la comodidad.
P.: ¿Algo para terminar?
R.: La educación de los hijos es de lo más gratificante que el ser
humano puede experimentar. Merece la pena porque ahí se encuentra una gran parte del
éxito como persona. Y depende de nosotros.
"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y
Crítica", es editado por el Foro Arbil
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