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1985 eres un superviviente con suerte Uno de cada tres niños concebidos es asesinado con la complicidad del Estado, de sus Gobiernos, de su Parlamento... y con tu dinero |
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He ido al cine: Tolkien y Harry Potter.
Algunas reflexiones sobre el trasfondo de dos éxitos cinematográficos basados en libros muy conocidos
Las modas son un peligro, entre el
consumismo y la vulgarización. Peor si "obligan", por
ejemplo, a comprarse un libro, como ya le pasó a mi
peluquero con "El nombre de la rosa", del que no leerá
más de un capítulo.
Junto con "Harry Potter, y la Piedra
Filosofal", de la que hablaremos tambien, el acontecimiento
cinematográfico de esta Navidad ha sido la primera entrega de la
trilogía "el Señor de los anillos", "la
compañía del anillo", bastante fiel, por cierto, al
espíritu original de la obra, de modo que sólo un purista
"de culto" reprocharía alguna libertad al filme. Falta
Tom Bombadur, comienza con un episodio del
"Silmarillion"...Calculo que Christofer Tolkien, hijo
de nuestro autor, está detrás de esa exigencia de fidelidad.
Precisamente por ser fiel, la película, de tres horas casi, se
"corta" sin rematar, como es regla común, una unidad
narrativa, como aquellos deliciosos tebeos de antaño con
"continuará" frustrante. Algún aficionado habrá que
preferiría poseer las dos cintas siguientes antes que el
paradero de Ben Landem. Por cierto, la segunda entrega se titula
"las dos torres", una casualidad.
Nos encontramos ante una obra cumbre de la
narrativa del siglo XX, inglesa y universal, pero hay que empezar
diciendo que no es obligatorio que nos guste, ni siquiera leerla.
Para gustos hay colores y la ficción y la fantasía es un
espacio particular. Hay que tener cierta visión
"infantil", como en el caso de Michael Ende, que en
este caso debe sumarse a la paciencia para digerir con provecho
un quilo de papel encuadernado.
Con Harry Potter, cuyo primer film es también
fiel al libro, y por ello dirigido básicamente al público
infantil, nos encontramos ante un fenómeno desproporcionado, en
el que se suma al acierto de la autora una enorme campaña de
publicidad. El mérito de la saga no es poco; conseguir que los
chicos de ahora lean un libro, no comic, si no todo él escrito!.
Los recelos sobre él estriban en los matices
místico-esotéricos que residen en torno a la magia. Yo no
alarmaría a ningún padre denunciando satanismo encubierto,
donde no hay otra cosa que referentes de la mitología griega y
tradiciones alquímico-brujeriles occidentales, muy integradas en
el folklore europeo. El problema sería psicopedagógico; hasta
los siete u ocho años, los críos no disciernen del todo entre
la fantasía y la realidad. A veces el algo encantador, como con
los Reyes Magos, pero en algún caso, cabe el peligro del
escapismo hacia la irrealidad, más común que el tirarse a volar
por el balcón, como Supermán. Hay que puntualizar, escepticismo
a parte, que la magia, exista o no, nunca es "blanca".
La llamada magia blanca, no es tal; o es una destreza admirable
de prestidigitación, o un engaño, (todas las magas que cobran
dinero, y los adivinos del futuro que no se dedican a forrarse
con la bolsa y la lotería...), o es en realidad magia negra. La
tradición religiosa enseña que el Demonio puede hacer
prodigios, asombrar y engañar. Los extraños casos de
espiritismo que no responden a estafa, sugestión o esquizofrenia
responderían a esta posibilidad. El despertar la curiosidad
morbosa por este submundo es el único peligro, que no el
aprender invocaciones supuestas en latín, o el creer que se
vuela en escoba, vehículo que ni siquiera necesitaba Mary
Poppins. Seamos serios, a la religión y al equilibrio mental no
la amenazan ni la Piedra Filosofal de Nicolás Flamel, ni el
Grial de Indiana Jones, por lo mismo que el mercado de diamantes
no está amenazado por las minas de rey Salomón. Eso si, hay que
distinguir entre la falsa mística, que también la hay en La
Guerra de las Galaxias, y una mitología creada o recreada, como
en el caso de los anillos, porque la mitología nunca es falsa o
cierta, si no un modo de contar otra cosa, salvando las
distancias, las parábolas evangélicas también son un género
narrativo, a salvo de la alternativa verdadero/falso.
Como todo lo que tiene gran éxito, se
advierte la explotación y manipulación. De la económica nada
diremos, pero la ideológica nos interesa, sobre todo por que en
el caso de Tolkien se han subido al carro del vencedor muchos que
él hubiese preferido ver aplastados bajo sus ruedas.
No hay mejor fuente para cualquier
interpretación que la fuente misma, si se cuenta con ella. De
Tolkien, un poco como con Wagner, contamos con un gran
epistolario así como obras menores complementarias al
"Anillo". Repasemos, sin pretensión biográfica, lo
que nos interesa de nuestro autor.
Jhon Ronald era medio inglés y un poco
alemán, nacido sudafricano. Con ocho años en 1900 su madre se
convirtió al catolicismo. Esta dama muere cuatro años después,
ninguneada por su familia protestante. Tolkien se definirá
"Soy cristiano (lo que puede deducirse de mis historias), y
católico apostólico, romano." Su biógrafo, Carpenter,
relata conversaciones con Jack Lewis, colega de Tolkien como
profesores de Oxford. "Venimos de Dios e inevitablemente los
mitos que entretejamos, aunque contengan error, también
reflejarán un fragmento de la auténtica luz, la Verdad Eterna
que está en Dios. Nuestros mitos pueden estar errados, pero se
encaminan, temblorosamente, hacia el verdadero puerto, mientras
el progreso materialista sólo conduce al abismo y a la corona de
hierro del poder del Mal." Este rechazo al materialismo, al
industrialismo y a la tecnocracia se ve fácilmente en su obra.
Los hobbits viven en comunión con la tierra, Saruman, un mago
corrompido, destruye los bosques para fundir armas. Su
planteamiento va más allá del simple ecologismo para ponerse, a
mi juicio, en paralelo a Jünger en un rechazo global al
modernismo de la nueva edad de hierro que sobrevino desde las
guerras mundiales.
El mensaje tolkiniano, que probablemente no
tenía tantas pretensiones iniciales como matices se han ido
descubriendo, en todo caso es compatible, y sugerente, respecto a
la teologia católica. En caso de disputa, o de "cáscara
amarga", me remito siempre a los comentarios directos del
autor.
Así, el "Silmarillion" coincide, en
esencia con el "Génesis". Una especie de hada élfica,
Galadriel, debe mucho a la Virgen María, en la belleza de su
imagen y su dulzura. Eru es Dios y Melkor Lucifer. Este Melkor,
es el "supermalo" que ni siquiera se menciona en la
primer entrega, y está por encima de Sauron, un ojo totalitario
para quien fue forjado "el anillo para gobernarlos a
todos", que a su vez corrompe a Saruman, "papa" de
la orden de los magos a la que pertenece el bueno Gandalf y que
ha sido corrompido por el mal. Por cierto, Saruman sigue en le
cine, eso sí, interpretado estupendamente por Cristopher Lee, el
eterno Drácula de la mirada inquietante. vistiendo de blanco,
cuando, por su doblez, ya debiera ser "Saruman, el de los
muchos colores". La Encarnación es invocada por Finrod,
"Eru debe venir a vencerle...no dudo de que encontraría un
modo, aunque no puedo predecirlo...incluso si Él en sí mismo
hubiera de entrar en el mundo, Él debería permanecer como es,
Autor en el exterior...". La Resurrección es descrita,
"el gozo más allá del Gozo", por el mismo personaje
en el "Athrabeth". La concepción del Mal y de la
Libertad católicas, alejada de la Predestinación a favor de la
Responsabilidad, está recogida en el efecto del poder del
anillo, sobre Gollum, un hobbit corrompido que aun ganado por el
mal debe hacer un papel positivo, los jinetes negros , espectros,
que fueron reyes humanos, encontraste con la sencillez de los
hobbits que les salva de la soberbia del poder.
Los hobbits son la única creación, en cuanto los tipos o
"razas" de "la compañía del anillo", que
son aportación de Tolkien. "Sed como niños", incluso
en sus defectos por inocencia o glotonería. Por cierto, Bilbo
significa "burgués", más o menos, en un dialecto
irlandés, suponiendo que en esa época existiese termino
parecido. Nuestro autor era un filólogo experto en las lenguas
célticas y germanas, e hizo alguna de las mejores traducciones
para el ciclo artúrico y su caballero verde, pero eso, que
diría Kipling, ya es otra historia. Nos conformaremos diciendo
que todo, canciones, nombres, poemas, guardan una lógica
coherente, dentro de la ficción. El mago Gandalf, que es el
personaje que menos me ha gustado en la interpretación
cinematográfica, porque no llega a infundir el respeto casi
temeroso que la narración, y la magnífica versión en dibujos
animados, la primera vez que se mezclaron con actores reales en
la historia del cine, que hubiera podido dar un interpreté con
más empaque, tipo Sean Connery. Gandalf, el gris, está
inspirado, en su presencia inical en Odín, no del todo porque no
es tuerto, condición imprescindible de Wotan u Odín, cuyo otro
ojo es el cuervo. Si su aparición es de trazos wotánicos,
serán jacobeos en la batalla del desfiladero. En esta ocasión,
los ojos que vuelan sirven al Mal, para tranquilidad de los
recelos antipaganos. Para más precisión me remito a una
entrevista entre Tolkien y el profesor de griego García Gual,
que ha comentado Santyago Rivas. En ella parece que la
"Tierra Media" es Europa, y Gondor, el reino de los
hombres guerreros, es España, al sur de las Montañas Blancas,
los Pirineos. Tolkien estudió y recreó con su base, lo poco que
se sabe de las lenguas ibéricas. El heredero del reino de los
hombres, y portador de la espada rota que es la única que ha
podio herir al Mal, se llama Aragorn, o sea, le sobra un letra
para coincidir con el nombre, que no podía ignorar Tolkien, del
reino pirenaico, heredero símbolico de Jerusalem, en la custodia
del Grial. Al sur de ese Gondor-España hay un desierto, Harad,
¿Sahara?. El Mal actúa desde, Mordor, el este de estas tierras,
un Mediterráneo desecado. Los sureños de Gondor son morenos,
mientras que los rohirrim son germánicos, el río Aduin sería
el Rhin, de tanta evocación sigfridiana. Los de Harad son
oscuros. Tolkien estuvo en España, país que le atrajo desde
nuestra Guerra Civil, en la que el antiguo oficial británico
herido el la IGM, y receloso del poder alemán, y con un hijo
piloto de la RAF, simpatizó con los nacionales, sobre todo por
la persecución religiosa, no sólo los martirios, en una carta
lamenta particularmente la quema de la biblioteca de los
carmelitas de Barcelona, y llega a aprobar, el apacible profesor,
un puñetazo en la nariz propinado en una taberna oxfordiana por
un poeta-torero inglés a un periodista progresista
pro-republicano. En nuestro país se inspira, para las Minas
Tirith y la Torre Blanca, ("minas" significa fortaleza
o atalaya, no mina, en su lenguaje), en el Alcázar de Toledo,
cuya significación simbólica no se le podía escapar.
Las Montañas Azules son los Alpes, Lindon puede ser la región
de Londres, los Puertos Grises, Inglaterra. La comarca sería la
campiña de Oxford, teniendo Bilbo Bolsón caracteres
discretamente autobiográficos. Incluso los Sacovilla son una
familia real. Valinor es América, una tierra a la que no se
"puede" ir. Un "Non plus Ultra" vinculado al
peligro de deshumanización de la civilización humana mas que a
los imposibles de la navegación. Tolkien no era un devoto del
"america way of live".
Nuestro maestro de la fantasía y del lenguaje nos quiso dejar,
envuelta en una magna obra, un mensaje sencillo; "hasta un
simple hobbit puede torcer los designios del Señor
Oscuro". Tolkien ya lo hizo. Ahora sigámosle, cada uno
con su arma, y por su pueblo, en la Compañía del Anillo..
Francisco Javier D. de Otazu.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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