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Eran tiempos...de Luis Suárez.
Una figura enmarcada en su tiempo
Luis Suárez Miramontes nacía en La
Coruña el 2 de mayo de 1935. Eran los años de la Segunda
República y Galicia como el resto de la península, vivía uno
de los periodos mas agitados, convulsos e interesantes de su
historia. Eran también los meses en los que otro coruñés, el
político liberal fundador de la O.R.G.A., Manuel Casares Quiroga
accedía a la jefatura de gobierno.
El joven Suárez comenzó desde niño a mostrar cualidades para
el deporte "rey". Las calles del barrio de Monte Alto
fueron las primeras en disfrutar del toque de balón de un
muchacho que entonces vivía ajeno al devenir trágico de una
nación que se debatía en una guerra cainita entre
"nacionales" y "republicanos".
La avenida de Hércules, en la zona de la Torre, contemplaba los
progresos de un jovenzuelo que con el paso de los años
iniciaría su carrera deportiva en el Perseverancia y que pronto
pasó a integrar la plantilla de las categorías inferiores del
Deportivo hasta fichar por los juveniles de Schopelli.
Su "inteligencia en el campo" le llevó a ascender al
primer equipo del Deportivo de La Coruña, su ciudad natal.
Firmaba como profesional en 1951, con 16 años, y se ponía a las
órdenes de Helenio Herrera, primero y Carlos Iturraspe poco
después.
Eran jornadas en las que compartía vestuarios con el guardameta
Otero, Tomás, Zubieta, Blanco, Osvaldo, Mangriñán, Pahino,
Masroig ...y Arsenio Iglesias. Eran también los años en los que
la capital herculina no pasaba de los 130.000 habitantes, pero de
una ciudad callejera y bullanguera que comenzaba a "ponerse
resultona" para los tiempos de esplendor. Eran los años de
la "ciudad sonrisa" o la "ciudad de cristal"
en la que Alfonso Molina -aquel quien había servido en las filas
nacionales como teniente honorífico de ingenieros- aprobaba la
reforma de la calle Juana de Vega, iniciaba las obras del primer
tramo de la avenida de Lavedra o recibía "tres millones de
crédito" con destino al pago de los terrenos para el futuro
aeropuerto de Alvedro.
Además, La Coruña recibía con entusiasmo su regalo mas
preciado de la década de los cincuenta: el "gordo" de
la Loteria Nacional de 1952. En el Teatro Colón mientras tanto,
se reponían títulos como la "semanasantera" Quo Vadis
y el Cine París estrenaba con éxito la películas La alegre
caravana, protagonizada por una jovencísima Paquita Rico o El
beso de Judas, "la más gigantesca superproducción de cine
español" con Rafael Rivelles y Francisco Rabal como figuras
estrella. Mientras tanto los domingos, desde las gradas del viejo
Riazor, los espectadores contemplaban las jugadas de Luis Suárez
o "el arquitecto", como pronto se le comenzó a conocer
en el campo.
El país -España- ingresaba ese mismo año en la Unesco y el
"Régimen" comenzaba a ser reconocido en los organismos
internacionales, recibía la visita del todopoderoso presidente
norteamericano Einsenhower y ... proyectaba en el cine Bienvenido
Mr. Marshall de Berlanga. Eran años de recepciones en El Pardo,
de visitas del Cardenal Arzobispo de Compostela, Quiroga
Palacios, y de inauguraciones de viviendas protegidas. En
ciclismo, Martín Bahamontes ganaba la vuelta a Francia -lo de
tour todavía no se estilaba- y en los ruedos, Antonio Bienvenida
y Ordóñez cortaban orejas y rabos. Mientras tanto, en La
Coruña, la afición se cuestionaba si el juego de Luis Suárez
era el apropiado para un Deportivo que ocupaba la séptima
posición en la tabla del campeonato nacional de liga, y que no
pasaba por un muy boyante momento financiero. Así, el martes 23
de marzo de 1954, la Prensa local anunciaba el futuro traspaso de
Suárez al F.C. Barcelona: "creemos sinceramente que su
juego no le va al Deportivo, ni su manera de actuar agrada a la
afición local que lo abuchea con frecuencia en Riazor. El
traspaso es pues un beneficio para todos, incluido el jugador que
puede triunfar plenamente en el Barcelona, y así lo
deseamos", fueron las palabras del entonces presidente de la
entidad coruñesa, Antonio Martínez Rumbo. Pero, la repercusión
pública de este traspaso no ocupaba ni siquiera la mitad de las
páginas deportivas de unos rotativos que escupían tinta sobre
las "responsabilidades" del "caso Kubala" y
su "no alineación" en el partido nacional jugado en
Roma frente a Turquía.
Luis Suárez se fue y triunfó y ahora, ni las protestas
estudiantiles contra la presencia británica en Gibraltar, ni las
revueltas universitarias entre falangistas y "felipes",
ni la inauguración oficial de TVE -y la boda de Fabiola de Mora
y Aragón- restaban brillo a las hazañas balompédicas del
futbolista coruñés.
Único jugador nacido en España que ha logrado el Balón de Oro,
fichará -tras nueve temporadas como buque insignia del equipo
culé- por un Inter de Milán que pagó por él la entonces
astronómica cifra de 25 millones de pesetas.
En la Selección Nacional, Luis Suárez formó parte del equipo
español que conquistó la Eurocopa de Naciones de 1964 frente a
los "demonios" de Rusia "satanizados" por un
régimen franquista enfrascado todavía en los fantasmas del
"contubernio comunista".
Eran tiempos que hoy -con el paso de los años- todos
contemplamos desde la lejanía del pasado y el conocimiento
remoto de un periodo histórico que a algunos, no nos ha tocado
vivir.
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Cristina Barreiro
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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