|
Movimientos y campañas anti-sectas.
Los lobby´s anti-sectas, controlados por los laicistas, en una campaña sin precedentes en toda Europa, con la excusa de actuar contra los grupos realmente peligrosos, para combatir a los cuales bastaría y sobraría el derecho común y los códigos penales, pretenden las generalizaciones legislativas o administrativas poniendo en peligro la libertad religiosa de todos introduciendo en el ordenamiento, de forma solapada, un verdadero y propio "derecho de persecución" que en algunos paises quieren aplicar contra instituciones de la Iglesia Católica
"Nuevos movimientos
religiosos" o "nuevas
religiones"
A partir de los años sesenta, primero en los países de habla
inglesa y posteriormente en todo Occidente, una amplia literatura
se va interesando por la presencia de grupos religiosos surgidos
en gran parte en los últimos dos siglos, que se presentan como
alternativos respecto a las tradiciones religiosas mayoritarias y
que son llamados, con términos que adquirieron un significado
ampliamente despectivo -que no tenían en su origen-,
"sectas" en lengua italiana, francesa, española y
alemana y "cultos" en inglés. A causa del significado
negativo que asumió la palabra "secta", sinónimo en
la opinión pública de grupo socialmente peligroso, los estudios
universitarios sobre el tema muchas veces la han abandonado
reemplazándola con expresiones más neutras como "nuevo
movimiento religioso" o "nueva religión".
Todas estas etiquetas encubren una multiplicidad de grupos
distintos, que solamente tienen en común grados diversos de
diferencia respecto a las tradiciones religiosas mayoritarias en
Occidente: se tratará de movimientos de origen cristiano, pero
con una teología peculiar y nueva -como los testigos de Jehová-
, o bien de origen oriental -como los Hare Krishna- o surgidos en
Occidente, sobre todo en el ámbito del llamado movimiento del
potencial humano -como la Iglesia de la Cinesiología- o de la
tradición esotérica y mágica: en este caso se podrá hablar de
"nuevos movimientos mágicos". En su totalidad, en el
mundo, los nuevos movimientos religiosos -entendiendo esta
categoría en sentido amplio- son más de veintemil.
Los sociólogos y los historiadores dudan de que haya habido en
los últimos decenios una auténtica "explosión de las
sectas". De hecho, en ningún país de Occidente los
adheridos a los nuevos movimientos religiosos superan el 1% de la
población, ello significa que a la proliferación de siglas -y,
paralelamente, el interés académico y mediático, por otra
parte justificado por el valor de "signo de los
tiempos" del fenómeno, síntoma de una amplia "nueva
religiosidad" extendida- no corresponde la adhesión de
porcentajes significativos de la población.
Los movimientos
anti-sectas y el mito del "lavado de cerebro"
Estimando, por el contrario, que nos hallásemos frente a una "invasión
de las sectas" de dimensiones alarmantes -y, en todo
caso, desconcertados por la decisión de sus hijos de adherirse a
un grupo religioso nuevo, a menudo con una adhesión total- los
padres de jóvenes con mayoría de edad, que se habían hecho
miembros de nuevos movimientos religiosos, se organizan en los
primeros movimientos anti-sectas, aparecidos a finales de los
años sesenta en Estados Unidos. Estos movimientos defendían que
no era verosímil que jóvenes de buena familia se hubieran
convertido a una religión "extraña" de forma
espontánea: tenía que haber ocurrido algo singular e
imprevisible, algo así como un encanto, que había llevado a
estos jóvenes a unas elecciones dañinas e irracionales. Es así
elaborada la explicación del "lavado de cerebro"
o de la "manipulación mental", según la cual
las "sectas" dispondrían de técnicas de persuasión
siniestras e irresistibles. A las "sectas", por lo
tanto, no se las podía combatir desde la simple polémica
doctrinal, y aquí estriba la fundamental diferencia entre los
movimientos anti-sectas laicos y los contra las sectas religiosas
de inspiración protestante o católica: se hacía necesaria la
intervención del Estado para impedir sus actividades de "manipulación
mental", que las llevaría a ejercer en breve plazo un
poder inimaginable. La expresión "manipulación
mental" - junto a otras análogas como "persuasión
coercitiva" y "desestabilización mental"-
era asumida por las teorías del lavado de cerebro conocidas como
"de segunda generación", posteriores a las
críticas que habían criticado como no científica la expresión
"lavado de cerebro", siendo así abandonada
tratando no obstante de mantener, bajo nuevas etiquetas, el mismo
contenido.
La campaña por una
legislación anti-sectas
En la década de los setenta el movimiento anti-sectas logra
expandir sus actividades de los Estados Unidos de América a casi
todos los países de Occidente y a Japón. Las tentativas por
reclamar intervenciones de parte de los Estados quedan sin
respuesta, hasta tal punto que algunos grupos anti-sectas
prefieren acudir a la práctica ilegal de la "desprogramación",
esto es al secuestro, siguiendo instrucciones de los padres, de
los adheridos a los nuevos movimientos religiosos y a su "tratamiento",
en condiciones de privación de libertad de movimientos, por
parte de "desprogramadores", que por lo
general no son ni médicos ni psiquiatras, pero que adquirieron
cierta experiencia en el uso de técnicas, casi siempre
violentas, dirigidas a persuadir a los adeptos al abandono de los
movimientos a los que pertenecen. En 1978 el suicidio-homicidio
colectivo de más de novecientos miembros del grupo americano del
Templo del Pueblo en Jonestown, en Guyana - en realidad, más que
un movimiento religioso, un grupo marxista, cuyo único dios era
el socialismo - brinda a los ambientes anti-sectas una ocasión
inesperada para conseguir audiencia del Estado. La tragedia de
Jonestown se convierte en la ocasión para proponer, en distintos
Estados, medidas legislativas o bien administrativas contra las
"sectas". Ninguna medida anti-secta es no obstante
asumida por la legislación, ni en los Estados Unidos ni en los
demás países. De hecho, las hipótesis de los movimientos
anti-sectas habían sido sistemáticamente desmontadas por los
sociólogos de la religión y por la gran mayoría de los
docentes universitarios de psicología y de psiquiatría, los
cuales habían llegado a la conclusión -en base, sobre todo, a
análisis de tipo estadístico- que, aunque algunos nuevos
movimientos religiosos adoptaban estrategias de propaganda
bastante sofisticadas y relativamente nuevas, ninguno de ellos
poseía técnicas de persuasión irresistibles o mágicas, ya que
incluso en los grupos más controvertidos solamente un mínimo
porcentaje de las personas que habían aceptado participar a un
primer encuentro se convertía. También entre los convertidos,
el número de los que abandonaban el movimiento espontáneamente
-sin necesidad de "desprogramaciones"- en el espacio de
dos o tres años era tremendamente elevado. Más que prisiones
eternas, los nuevos movimientos religiosos parecen puertas
giratorias o estaciones de ferrocarril, donde hay continuamente
personas que llegan, pero también que marchan.
De los Estados
Unidos de América a Europa
En 1987 la American Psychological Association, al cabo de una
investigación solicitada por los mismos psicólogos cercanos al
movimiento anti-sectas, decide, en un documento de particular
autoría, que las teorías del lavado de cerebro y de la
manipulación mental aplicadas a los nuevos movimientos
religiosos no son científicas y no pueden ser citadas como
tales. Esta decisión ha tenido un enorme impacto en los Estados
Unidos, y ha llevado en la década de los noventa los tribunales
americanos por una parte a condenar con severidad a los
"desprogramadores" y a los movimientos anti-sectas, que
en algunos casos los apoyan, por otra a rechazar
sistemáticamente los testimonios de expertos que desearan
sostener teorías relacionadas con la manipulación mental. El
fracaso en 1996 de la más importante organización anti-sectas
mundial, el Cult Awareness Network, después de una dura condena
por un caso de desprogramación, es emblemático de la crisis del
movimiento anti-sectas en los Estados Unidos de América.
Prácticamente derrotados en los Estados Unidos, los movimientos
anti-sectas buscaron una revancha en Europa y Japón, donde los
episodios relacionados con el suicidio-homicidio de la Orden del
Templo Solar, en 1994 y 1995, y el atentado con gas nervino en el
metro de Tokyo, del que es acusado un grupo de dirigentes del
movimiento religioso Aum Shinri-kyo, en 1995, jugaron un papel
parecido al que tuvo en los Estados Unidos la tragedia de
Jonestown en 1978. El 10 de enero de 1996 una comisión
parlamentaria francesa publicó un informe sobre Las sectas en
Francia que, ignorando completamente las conclusiones del amplio
debate que tuvo lugar en Estados Unidos, retoma y difunde todas
las tesis típicas de los movimientos anti-sectas y crea una
categoría de "sectas peligrosas" -acompañada
por una lista de ciento setenta y dos "sectas" de este
tipo- en base a diez criterios cuantitativos, entre los que
destaca la "desestabilización mental",
típica versión de la segunda generación de la vieja teoría
del lavado de cerebro. El informe parlamentario francés provocó
vivas reacciones críticas por parte de los ambientes
universitarios - totalmente ignorados en las audiciones, por otra
parte secretas, que prepararon la elaboración del informe - y
una reacción moderada pero crítica de la conferencia episcopal
católica francesa.
No obstante estas críticas, el planteamiento anti-sectas del
informe parlamentario ha inspirado una serie de medidas
administrativas, que se van sucediendo en Francia. Gracias, en
especial, a los esfuerzos de algunos partidos adheridos a la
Internacional Socialista, que en varios países consiguieron
también la adhesión de exponentes políticos de centro-derecha,
comisiones parlamentarias -cuyos mandatos parecen inspirarse,
aunque con matices distintos, en el modelo francés- han sido
constituidas en Bélgica, en Alemania y en el Cantón de Ginebra,
mientras un fuerte movimiento político piensa utilizar las
estructuras comunitarias para realizar iniciativas semejantes en
todos los países de la Unión Europea.
¿Hacia la
instauración de un "derecho de
persecución"?
No cabe duda de que, en el mundo de los nuevos movimientos
religiosos, existan grupos que se hacen sistemáticamente
culpables de delitos. Para castigar a estos grupos no son de
todas formas necesarias leyes especiales -y sobre este punto
incluso el informe francés está de acuerdo- ni medidas
administrativas generalizadas, relacionadas con un ambiguo
concepto cuantitativo de "secta", ligado al parámetro
no científico y desacreditado de la manipulación mental.
En presencia de violaciones del derecho común los códigos
penales son más que suficientes. Las medidas administrativas que
en cambio desearían limitar la libertad de centenares de grupos
sospechosos de practicar la "desestabilización mental"
-es el término preferido por el informe francés- son en cambio
peligrosas para las experiencias religiosas de todo tipo -no es
raro encontrar acusaciones contra realidades integradas con plena
titularidad en la Iglesia Católica o en las comunidades
protestantes- cuyo único agravio es el de ser más exigentes y
más capaces de involucrar toda la vida de la persona, de cuanto
el moderno laicismo considere aceptable en una sociedad
secularizada. En un momento en el cual el lobby anti-sectas trata
de desencadenar una campaña sin precedentes en toda Europa, se
debe tener el valor de contestar que, contra los grupos realmente
peligrosos, bastan y sobran el derecho común y los códigos
penales, mientras las generalizaciones legislativas o
administrativas ponen en peligro la libertad religiosa de todos y
corren el riesgo de introducir en el ordenamiento, de forma
solapada, un verdadero y propio "derecho de
persecución".
·- ·-· -··· ·· ·-··
Massimo Introvigne y T. Angel Expósito
Para consultar: sobre la problemática de la libertad religiosa,
del informe parlamentario francés y de las medidas
administrativas anti-sectas propuestas hoy en Europa, ver
Giovanni Cantoni y Massimo Introvigne, Libertà religiosa,
"sette" e "diritto di persecuzione". Con
appendici, Cristianità, Piacenza 1996; y M. Introvigne, Il
fantasma della libertà. Le controversie sulle "sette"
e i nuovi movimenti religiosi in Europa, en Cristianità, año
XXV, n. 264, abril 1997, páginas 13-26; sobre los movimientos
anti-sectas en el marco del pasaje de la época moderna a la
postmoderna, vid. Idem, Il sacro postmoderno. Chiesa, relativismo
e nuova religiosità, Gribaudi, Milán 1996; e Idem, La questione
della nuova religiosità. In appendice la relazione generale al
Concistoro Straordinario del 1991 di S. Em. Il card. Francis
Arinze, Cristianità,Piacenza 1993; además de - en lo referente
a las problemáticas psiquiátricas en juego - Ermanno Pavesi, La
psichiatria e i movimenti anti-sette, en Cristianità, año XXV,
n. 263, marzo de 1997, páginas 7-21.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
La reproducción total o parcial de estos documentos esta a
disposición de la gente siempre bajo los criterios de buena fe y
citando su origen.