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Un viaje al pasado
El lenguaje y los intereses de a España oficial y la clase política, que si fuera responsable, debiera prepararse para adentrarnos en el siglo XXI, permanece todavía en mitad del siglo XIX al que parece pertenecer.
He tenido un fin de semana libre, y he aprovechado para sumergirme en los libros y en los medios de comunicación: prensa, radio y televisión, leyendo oyendo y viendo sobre política partidista.
¿Recordaré, a titulo de ejemplo, en que medio he visto alguno de los siguientes conceptos, tan actuales, comunes y repetidos?: Bien del País , Padres de la patria, candidatos, confección de listas electorales, constitución, contribuyentes, corrupción, monarquía constitucional, circunstancia política, descamisados, equilibrio político, estatuto, elector , administración pública, alarma social, garantías constitucionales, responsabilidad ministerial, dimisión, etc...
Y así podría continuar hasta el aburrimiento transcribiendo conceptos.
Son todos términos, menos el último, que al parecer ya no es necesario por falta de uso, que vemos y oímos, todos los días en tribunas parlamentarias y que todos podemos identificar con el vocabulario político de moda.
¿Los habré oído de alguno de los pontífices de las múltiples tertulias radiofónicas ?, ¿los habré leído en una sesuda editorial del diario independiente de la mañana o del periódico local ?, ¿los habré visto en alguno de los dóciles canales de TV obtenidos por concesión.
No, no en este caso. Aunque parezca increíble corresponden al libro que acabo de terminar, un ensayo de 1855, escrito por Juan Rico y Amat, abogado, periodista y político, pero cuyo contenido permanece inalterado. Si se reeditara no sería necesaria una nueva versión pues mantiene toda su actualidad.
Irritante. La España oficial y la clase política, que si fuera responsable, debiera prepararse para adentrarnos en el siglo XXI, permanece todavía en mitad del siglo pasado al que parece pertenecer.
Menos mal que después de un fin de semana, en el que parecida haber retrocedido en la maquina del tiempo, hoy lunes vuelvo a entrar en la sociedad civil española, en real, en la de la gente que trabaja, piensa y se esfuerza. Afortunadamente nada tiene que ver con la clase política, empeñada en mantenernos aprisionada en el trasnochado liberalismo decimonónico.
Por suerte los españoles que no viven mamando de las ubres del sistema constituyen, a pesar de los obstáculos que los últimos ponen, un pueblo lleno de vitalidad dentro del cual podemos encarar con optimismo el próximo milenio, siempre que seamos conscientes de quienes nos desgobiernan y como, de forma insultante para nuestra inteligencia, pretenden engañarnos a través de un "discurso del sistema" que ni siquiera se molestan en cambiar en los dos últimos siglos.
Leunam Orillom *
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"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Critica", es editado por el Foro Arbil
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