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Editorial
Tu puedes
degenerar hasta el bruto o, en libre elección, regenerarte hasta
lo divino... Sólo tú tienes un desarrollo que depende de tu
voluntad y encierras en ti los gérmenes de toda vida
(Pico de la Mirandola: De hominis dignitate oratio. Opera 1496)
Si la representación debiera concebirse
como un proceso de relación entre representantes y
representados, en la cual los primeros debieran de actuar en
interés de sus representados y de una manera sensible ante
ellos, captando sus necesidades e intereses, la realidad es que
en nuestros días, en nuestra Patria, sufrimos de lleno el
componente oligárquico partitocrático, que en los sistemas
representativos viene implícito en la propia lógica de la
actual mecánica "representativa" liberal, y que
pretende conducir a metas de agregación colectiva, a fin de
permitir la tamización y amortización de la opinión de los
representados y la dominación del proceso político por medio de
unas cúpulas partidistas que tienden a autocontrolarse y
autoelegirse a sí mismas, haciéndose considerar como los
únicas capaces de entender y resolver los problemas que afectan
al interés general.
Frente a esta actitud prepotente y manipuladora no nos podemos
desentender de la gran mayoría de nuestros contemporáneos, a
los cuales, sometiéndoles intelectualmente a ideologías
relativistas y materialistas ,se les imponen modelos de sociedad
y de comportamiento, que pretenden decidirlo todo: sobre la vida
y la muerte, la intimidad, el pensamiento, el Estado y sus
relaciones con los ciudadanos, las relaciones familiares y
sociales, la procreación y el patrimonio genético, y con un
componente totalitario que quiere convertir la naturaleza en un
simple material, abierto a la manipulación.
Si la Historia, como se ha escrito con acierto, no es otra cosa,
en última instancia, que el reflejo de la biografía de sus
grandes hombres, resulta evidente que la historia contemporánea
de nuestra patria, con escasas excepciones, carece en sus puestos
de gobierno de grandes hombres. Debemos, por lo tanto, desde la
sociedad civil articular los instrumentos que permitan transmitir
los verdaderos valores y organizar las estructuras que nos
defiendan de los abusos físicos, legales y, sobre todo,
intelectuales y morales que perpetra un Estado que se ha vuelto
contra los intereses de la nación, y por lo tanto de la
comunidad que la puebla. *
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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