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"American History X".
Esta película muestra un análisis interesante de la violencia racista en EE.UU., desde una aproximación atípica. Aunque para un cristiano las respuestas de la película resultan insuficientes, la dinámica descrita en la misma es la experimentada por un cristiano: el encuentro personal
Introducción.
"American History X", dirigida por Tony Kaye, es un
crudo relato, de 115 minutos de duración, cuya excusa es la
violencia neonazi en los Estados Unidos de América.
Los protagonistas son los dos jóvenes hermanos Vinyard,
atractivos, inteligentes y, el mayor de ellos, dotado con un
notable carisma. En ese sentido, la película es atípica y
escapa de los tópicos al uso. Así, los restantes tipo humanos
del grupo neonazi no les acompañan en esas características:
Cameron es un dirigente manipulador y cobarde; Seth, un obeso
gritón descerebrado de "gatillo fácil". Ambos
hermanos no son presentados como seres deleznables y sin rostro,
sino como personas con una identidad propia y una historia, todo
ello desde una óptica de cierta simpatía.
La película es dramática, nada sentimental, de una violencia
brutal. Incluso la escena de sexo previa al tremendo asesinato,
momento central de la película, rezuma una instintividad casi
animal; expresión todo ello de la irracionalidad en la que vive
el protagonista.
Y realmente constituye un análisis de cierta entidad que
pretende explicar la aparición de grupos violentos neonazis o
partidarios de la llamada "supremacía blanca" en
EE.UU. Tal análisis no es todo lo profundo que pudiera ser: unos
jóvenes frustrados e inseguros ante el futuro, en palabras del
Director del Instituto, que se unen ("no seas un punky,
forma parte de algo", dirá Danny en un momento de la
película). Pero pese a ello, la película no cae en fáciles
soluciones de guión y "políticamente correctas". El
asesinato final del menor de los hermanos, Danny (encarnado por
el actor Edward Furlong), por parte de un adolescente negro,
desde una óptica de la ideología dominante, podría haberse
solucionado con idéntico final dramático, pero, por ejemplo, de
la mano de sus antiguos camaradas. Hay, por tanto, un notable
esfuerzo de honradez.
La película.
El hilo conductor de la narración cinematográfica es el relato
introspectivo que elabora el propio Danny ("cuando me miran,
ven a mi hermano") sobre el impacto en su vida, y en la del
resto de su familia de los sucesos que protagonizó su hermano
mayor Derek, encarcelado tres años antes por el asesinato de dos
jóvenes negros que le intentan robar una camioneta (a quien da
vida un polifacético Edward Norton). Bob, el Director del
Instituto que también fue profesor de Derek, encarga a Danny que
redacte como trabajo escolar su autobiografía, que redactará a
lo largo de un único día en que también es excarcelado Derek.
Con los recuerdos que brotan en la redacción del texto y la
vivencia de ese primer día con su familia y en libertad por
Derek, se entrelaza toda la película.
El padre de ambos, bombero, fue asesinado por un negro. Ese hecho
determinante, es asumido e interpretado desde una perspectiva
ideológica racista por Derek, lo que le lleva a vincularse a un
grupo "skin" local de ideología neonazi. Allí destaca
por su carisma y audacia (reta a un grupo de negros, en un
partido de baloncesto, a que quien gane se quedará con el campo
de juego, quedando excluido de acceder al mismo el perdedor; y
ganará.) La hermana, Davina, es el prototipo de
"liberal" norteamericana cuyo discurso es el de los
derechos civiles y demás valores "políticamente
correctos", pero con una perspectiva realista del camino
destructivo que han emprendido ambos. Su madre inicia una
relación sentimental con otro profesor de ambos, Murray, un
apocado judío quien al conocer los juicios políticos de ambos
hermanos y tras sufrir la agresividad de Derek en el curso de una
cena familiar en la que se confrontan dialectícamente ambas
posturas llegando a la violencia física, los da por perdidos.
Tras el asesinato de los dos jóvenes negros de una forma brutal,
Derek es detenido por la policía, momento en el que dirige a su
hermano una mirada demoníaca de una expresividad desconcertante.
Su experiencia en prisión le cambiará. Se adhiere inicialmente
al grupo neonazi de la misma. Ese grupo carece, realmente, de
ideología ("ninguno de ellos creía en nada"),
"trapicheando" droga con hispanos, y siendo la
arbitrariedad su única norma de conducta. Frente a ello se
inicia el desencanto y el choque con el resto del grupo, por
considerarlos desviados de su causa común ("la hierba es
para los negros, ten respeto"). Se aparta del grupo,
iniciando una amistad con el joven negro con el que comparte
muchas horas de trabajo en la lavandería del Centro (en sus
propias e irónicas palabras, "el tipo más peligroso de la
cárcel, controlo los calzoncillos") y a quien negaba la
palabra en su inicio, por convicción ideológica, pese a la
alegre cháchara del mismo. Es violado colectivamente por los
neonazis como represalia a su exclusión del grupo y ello le
aparta definitivamente del mismo. En ese momento,
providencialmente, Bob acude a verle. Ese encuentro, inesperado e
inimaginable, le transforma y, meses después, le posibilitará
vía un programa policial de prevención de la violencia
callejera, en particular de las bandas racistas, obtener la
libertad condicional de forma anticipada.
Cuando sale a la calle, está transformado (simbólicamente, ha
dejado crecer su cabello). Asume el papel del padre ausente,
buscando la unidad, que él mismo rompió, del núcleo familiar.
Intenta apartar a su hermano del grupo neonazi y corta vínculos
con el mismo, empezando por su novia (que da vida la "joven
y bruja" actriz Fairuza Balk) que no comprende tal cambio y
al que acusará de "ser un negro".
En el ejercicio de introspección que realizan ambos hermanos,
tras la huida de la celebración neonazi organizada con motivo de
su excarcelación, Derek le expone toda su historia de
sufrimiento en prisión y lo que allí ha encontrado.
Posteriormente, mientras finaliza su relato ante la pantalla del
ordenador, comprenderá Danny que las semillas del racismo ya
estaban presentes en la educación de su padre, quien compartía
algunos prejuicios racistas muy elementales.
Finalmente, la violencia ciega en la que se desenvuelve la vida
de muchas pandillas, con cierto fondo racista, se cobra la vida
del hermano menor, en un momento en que la familia Vinyard
parecía volver a la normalidad.
Todos los personajes de la película escapan de la clásica
dicotomía de "buenos" y "malos";
desarrollando evidentes contradicciones.
La figura más consistente es Bob, el Director de Instituto que
en su juventud formó parte de una banda urbana de negros
("descerebrados como tu", le dice a Danny en una
entrevista) y que sufrió la cárcel. Es realista ("si te
vas del Instituto, tu retórica y tu propaganda no te salvarán
ahí fuera"), creyente ("la rabia ciega el cerebro que
Dios te ha dado"), libre de prejuicios y pondrá los medios
para intentar apartarles del camino elegido.
La madre sufre en primera persona, y por la repercusión de los
sucesos en los demás miembros de su familia, la violencia
desencadenada por Derek, pero pese a ello luchará por su hijo
encarcelado desesperadamente ("¿te crees que eres el único
que cumple condena?")
El compañero negro del trabajo penitenciario es, ante todo, un
tipo realista, que jugará un papel de auténtico "ángel de
la guarda". Condenado a 6 años de prisión, pues tras el
robo de un televisor de una tienda, es acusado de asalto a la
policía, ya que al ser detenido, se le cayó el televisor en el
pie de uno de los agentes. En ese contexto, rodeado de criminales
peligrosísimos, está avergonzado por la escasa entidad de su
delito y, también por autodefensa, lo oculta. Llega a apreciar a
su mudo compañero de faena a quien gana con su humor y al que
protegerá de palabra ("en el trullo el negro eres tú, no
yo") y de hecho, pues gracias a su mediación, Derek cuando
queda aislado de todo grupo en el interior de la prisión, no
sufre la previsible violencia de las bandas de negros. El propio
Derek es consciente de que gratuitamente, y de forma inmerecida,
por la amistad nada sentimental de su inesperado compañero de
prisión, salva la vida.
Reflexiones.
El cartel anunciador del film contiene un texto moralizante:
"si sigues el camino del odio, tarde o temprano pagarás su
precio". Y esa parece ser la enseñanza final de la
película, pero creemos que la misma va mas allá.
Nada de lo que Derek ha hecho le ha permitido sentirse mejor. Ha
arruinado su vida y ha arrastrado a su familia en ello. Pero dos
encuentros personales, gratuitos e inesperados le permitirán
afrontar la vida con nuevas perspectivas: Bob y su compañero
negro de encierro.
Para un cristiano, la respuesta de la película queda corta. A
una ideología voluntarista como es el nazismo, difícilmente
sacia otra ideología, aunque sea la predominante (liberal y
"políticamente correcta"). Pero la dinámica del
cambio a partir del encuentro personal con una realidad concreta,
está bien recogida en la película. El cristiano es consciente
de que el encuentro salvador se produce con Cristo y por ello,
desde esta perspectiva, la película sabe a poco.
Hay que destacar en el film, en cualquier caso, unos elementos
muy positivos: un análisis no superficial de la violencia
suburbana, la posibilidad de transformación en aras de unos
ideales nobles y que instrumenta a través de encuentros
personales concretos y no a través de pura abstracción.
Otros aspectos fílmicos refuerzan la consistencia de la
película: imágenes en blanco y negro para las escenas
retrospectivas (la mitad de todo el film), audaces movimientos de
la cámara, la magnífica interpretación de sus actores, una
banda musical sugestiva y un ritmo muy logrado.
Una película para reflexionar.
José Basaburúa jbasaburua@hotmail.com.
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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