|
El Catolicismo Iberoamericano.
Un resumen y análisis del papel histórico y actual de la Iglesia y sus miembros en las sociedades hispanoamericanas, incidiendo especialmente en las persecuciones que sufre, que, además de las clásicas, incluye la de las sectas protestantes, al servicio de las poderosas empresas norteamericanas en el intento de transformar la mentalidad del tradicional, para orientarla hacia la explotación de su trabajo de producción industrial
Iberoamérica es el continente católico
por excelencia, con el 90 % de sus habitantes bautizados, tiene
el 50 % de los fieles de la Iglesia de Roma y un tercio de sus
obispos que es, después del italiano el cuerpo episcopal más
numeroso. Uno de cada dos católicos del mundo es iberoamericano.
El papel histórico del clero en la historia contemporánea ha
sido decisivo: intelectualmente, la independencia de la América
española, la hizo el clero; durante el siglo XIX, la Iglesia
adquirió por propia voluntad importantes responsabilidades
sociales, como la enseñanza, la salud, la cultura, las ayudas
sociales. La Iglesia iberoamericana fue durante toda la centuria
la organización más fuerte y mejor articulada de la región.
Fue, además, la inspiradora y patrocinadora de instituciones que
cubren todo el abanico de actividades humanas; ha tenido un papel
fundamental en la construcción de los Estados nacionales y ha
sido promotora de muchos sistemas políticos.
Sociológicamente, sin embargo, el papel de la Iglesia es
extremadamente desigual, según países y regiones; en todo caso,
de considerable fragilidad. Por ejemplo, en México y Colombia la
práctica dominical es del 68 % de la población, mientras en
Venezuela, apenas es del 5 %. Además, la religiosidad popular es
extremadamente folklórica. El cuerpo eclesiástico se encuentra
muy desigualmente repartido. En efecto, como vimos, Iberoamérica
registra un total del 50 % de los fieles de Roma, pero sólo
dispone del 9 % de sacerdotes; es decir, un sacerdote por cada
siete mil habitantes. Además, el cuerpo sacerdotal ofrece dos
características muy especiales: en primer lugar, está compuesto
de un elevadísimo número de extranjeros, lo cual otorga al
clero un papel predominantemente misionero; en segundo lugar, se
encuentra muy dividido en función de las fuertes discrepantes
políticas, sociales, económicas y culturales de las sociedades
iberoamericanas.
Paradójicamente, pues, pese a la importancia estadística de la
Iglesia iberoamericana en el conjunto de la Iglesia universal
católica, ofrece una extraordinaria fragilidad en la relación
clero-fieles, lo que equivale a decir en la conciencia de
prójimo. De manera que la labor pastoral resulta muy difícil.
La estructura eclesial adquiere disfunción no sólo por el
excesivo número de fieles, sino también por la heterogeneidad
en la composición social e intelectual de estos, así como por
su fragilidad económica, política y cultural. Se comprende que,
en estas condiciones, la Iglesia, que ha sufrido en su historia
persecuciones constantes cuya rudeza sólo ha podido soportar por
el sentido de comunidad compacta de los fieles con sus pastores,
carece de los elementos mínimos para resistirlas, de acuerdo con
el espíritu de Cristo que nos ha trasmitido San Lucas, cuando
advirtió: "Sereis perseguidos de ciudad en ciudad,
sereis odiados y vilipendiados por mi nombre, sereis llevados a
los tribunales y condenados a los mayores padecimientos".
Ciertamente, cuando se habla de persecuciones, pensamos en las
que se produjeron en la Roma imperial. Pero actualmente
continúan, si bien son más sinuosas, fuertemente inyectadas con
motivos ideológicos y políticos: liberalismo, nacionalismos
irracionales, comunismo, socialismo, protestantismos sectarios,
son algunas de las flechas que han originado tensiones, crisis y
revoluciones. Por eso el Concilio Vaticano II, haciendo suyas las
palabras de San Agustín (De Civitate Dei, 52, 2) pudo sostener
que la Iglesia de Cristo, "va peregrinando entre las
persecuciones del mundo y los consuelos de Dios".
Persecuciones
ideológicas contra la Iglesia Iberoamericana
De la profundidad de las sociedades, promovidos por líderes que
se sienten innovadores, mesiánicos, redentoristas o
progresistas, aparecen en el mundo contemporáneo ideologías que
tratan de afirmar su identidad, consolidar un poder y, en todo
caso, promocionar una imaginería fuertemente mitificada y llena
de representaciones globales. Tales ideologías de encuentran
frecuentemente encubiertas bajo la apariencia de revoluciones,
puntas de lanza que pretenden introducir cambios rápidos -en
ocasiones violentos- respecto a la situación tradicional. Por
regla general, las ideologías surgen como respuestas a desafíos
universales, en épocas en las que predominan profundos miedos
sociales. Así ocurre, por ejemplo, con la aparición de
sionismo, hinduismo, sindicalismo, nacionalismo, bolchevismo,
marxismo, cuyos respectivos definidores fueron Herz, Gandhi,
Sorel, Maurras, Lenin, Marx. A partir de estas ideologías se
desenvuelven movimientos políticos con fuerte incidencia
crítica y considerable carga antirreligiosa, antitradicionalista
y claras posiciones contra culturales y antiinstitucionalistas.
En sociedades de frágil estructura, como las iberoamericanas, su
impacto es mucho más fuerte, porque unas veces se considera a la
Iglesia responsable de la situación y, en consecuencia, se le
ataca o persigue; en otras oportunidades, se le constituye en
asilo de perseguidos políticos y entonces se la ataca por los
poderes públicos constituidos, acusándola de reaccionaria y
perseguida, con las peores consecuencias.
Estas persecuciones no son, precisamente, como las del Imperio
romano, pero si mucho más sutiles y despiadadas, pues se basan
en factores psicológicos sociales, impulsos inconscientes,
aunque de apariencia crítica racionalista; se mueven mas bien
por instancias pasionales e incluso viscerales. La manifestación
histórica de tales impulsos son siempre de plazo largo y, en
consecuencia, están muy vinculadas a procesos de larga onda
temporal, en coincidencia con crisis sociales de fuerte
incidencia política, que originan distorsiones en el discurso
histórico. Ocurren, desde luego, en el proceso universal de la
historia, a partir de una situación -en nuestro caso la historia
contemporánea- que, hacia el pasado, produce una condición de
efectos y hacia el porvenir, una tensión irreversible.
Hacia el pasado histórico, por ejemplo, puede aducirse, por
ejemplo, la época del humanismo de los siglos XV-XVI, en que se
plantea la crítica intelectual de las autoridades establecidas;
la del protestantismo reformista de los siglos XVI-XVII, o el
movimiento crítico de la Ilustración (siglo XVIII) que
entroniza la Diosa Razón e incita al hombre a entrar en el mito
de Tiresías.
Enfocando la instancia histórica del futuro, adquiere formas de
acción colectivas, dirigidas contra las formas tradicionales de
educación social. Así, por ejemplo, desde 1880, se manifiestan
las tendencias del progresismo positivista laico, durante decenas
de años la ideología de los modernistas iberoamericanos, que
denunciaban como su mayor enemigo el clericalismo y, por
extensión, a la religión. La razón, la ciencia, el progreso
económico, fueron sus armas predilectas para destruir las
creencias tradicionales. El liberalismo redujo la influencia de
la Iglesia durante el siglo XIX hasta límites extremos. La
Iglesia, que había asumido durante esa centuria cultura e
incluso en la empresa, que había asumido la inmensa carga del
bien común, fue sañudamente perseguida.
Cuando al alborear el siglo XX se extingue la modernidad, para
entrar en nuevos supuestos y valores de la contemporaneidad, de
grandes impulsos geoestratégicos de función mundial, las sectas
protestantes, al servicio de las poderosas empresas
norteamericanas, que promovían la expansión industrial y
financiera en Iberoamérica, inician el intento de transformar
-de modo particular en Centroamérica y Méjico- la mentalidad
del campesinado agrario, para orientarlo hacia el trabajo de
producción industrial, caracterizando la acción sutil de las
sectas protestantes hasta conseguir ese cambio de mentalidad
social. Para ello se llevó a cabo una campaña de fuerte
incidencia en la literatura iberoamericana, de desprestigio de
los valores sociales y las creencias religiosas promovidas por la
Iglesia, a la que se le ponía como paradigma de inmovilismo y
paternalismo retrógrado. Estas sectas protestantes, han sido
estudiadas exhaustivamente y sus efectos en Centroamérica, han
sido motivos de fuertes acciones psico-sociales.
Desde 1925, se han dejado sentir en Iberoamérica los efectos del
marxismo, exportado por la Internacional comunista. Lo que
provocó la reacción de las fuerzas armadas y la consolidación
de regímenes militaristas, de modo especial entre los años 1940
y 1970. La tensión produjo un efecto enormemente pernicioso,
sobre todo en las influencias y trasvases entre marxismo y
religión, y el intento de desenvolvimiento de la "teología
de la liberación". Por su parte, el nacionalismo,
revestido con ropajes descolonizadores y antiimperialistas,
entendido como reacción frente al colonialismo, ha producido
importantes persecuciones contra la Iglesia, en cuanto la
propaganda revolucionaria la ha considerado como droga y
vehículo del mismo, sin tener para nada en cuenta los supuestos
de libertad, identidad y temporalidad de situaciones históricas,
en cada una de las cuales cambian los supuestos condicionantes
para dar un perfil original de su tiempo.
Se trata, en definitiva, de acciones ideológicas, que en
condiciones de fragilidad social o económicas, produce efectos
particulares de asimilaciones, descristianización juvenil,
deterioro institucional, desprestigio de los valores
tradicionales, tergiversación de la realidad histórica y, en
definitiva, creación de posiciones contra -culturales, hasta
originar culturas de resistencia. Efectivamente, persecuciones
indirectas -a través de niveles ideológicos- contra la Iglesia
Católica, dejando las conciencias colectivas larvadas de oscuras
reticencias que, a la postre -en el plano largo- producirá
efectos perturbadores en la idea de la unidad comunitaria en la
fe, la esperanza y el amor. ·- ·-· -··· ·· ·-··
Mario Hernández Sánchez-Barba
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
La reproducción total o parcial de estos documentos esta a
disposición de la gente siempre bajo los criterios de buena fe y
citando su origen.