A lo largo de muchos años me he dedicado con todas mis fuerzas a la atención espiritual de los feligreses de Maruri Jatabe. Incluso, en algunas declaraciones de personas significativas de mi querida parroquia, han dejado bien claro una sintonía notable a nivel personal. Al parecer, sin embargo, todo, en esta vida, está sometido a cambios, intereses y presiones socio-politicas. Me explicaré. Cuando se ha posibilitado una libertad de expresar en público las diversas opiniones, en relación con variados modelos de la configuración de nuestra sociedad, casi todos legítimos desde unos claros principios democráticos, ha surgido inmediatamente en un sector de la feligresía de Maruri-Jatabe, la imperiosa necesidad de imponer un modelo determinado a todos los demás. Este sector, fundamentándose en un sentimiento e interpretaciones sesgadas y no en objetivas realidades, se ha dedicado a provocar, perturbar y descalificar a los portadores de otras opiniones. La agresividad ha llegado a unos extremos tan notables, como el lanzar amenazas públicas e institucionales, que impiden una convivencia respetuosa entre los ciudadanos de esta bonita localidad. Pues bien, como sacerdote y representante de la Iglesia, que uno de sus objetivos esenciales es defender a los oprimidos, me vi obligado a denunciar públicamente las injusticias y calumnias. He comprobado personalmente que no interesa a los poderes públicos, no solamente a reconocer sus arbitrariedades opresivas, sino que también no están dispuestos los citados poderes, a un análisis crítico de sus planteamientos. Es evidente que no pretenden el bien de los ciudadanos, sino mantenerse ellos en el poder, aduciendo argumentos demagógicos y sin vigencia actual. Es justo constatar que una gran parte de la feligresía me ha apoyado, en privado, debido al miedo en manifestarse, y bastantes públicamente y por escrito, en mi actitud de la defensa de una justicia social y evangélica. Desde estas letras les envío mi agradecimiento más cordial. Pero es evidente que soy un estorbo para los poderes fácticos. Tras haber deliberado y haber consultado con personas de toda confianza, me ha parecido oportuno, desde mi responsabilidad, desde mi fe, desde mi libertad personal y con una gran tranquilidad de conciencia, la conveniencia de ausentarme de la parroquia de Maruri-Jatabe. Espero que esta decisión mía conlleve cambios notables en el sector que se oponía y se opone a la libertad de pensamiento socio-político, entre los ciudadanos. Más aún, les ruego vehementemente que no confundan la religión con la politiquilla de partido. Los representantes de la Iglesia, pienso, deberían hacer especial hincapié en analizar la situación creada y evitar que, en nombre de Dios, se impongan unos modelos de sociedad determinados. Estimo, insisto, que la Iglesia oficial, por su bien, debería clarificar con los hechos una actitud contraria a la dignidad humana. Con la misma libertad, dada mi condición de cesante voluntario, me dirijo al nacionalismo, llamado democrático, para sugerirle que el calificativo de democrático debe manifestarse con más claridad y evite injerirse en campos que no le corresponden, y mucho menos, servirse de ellos para fines partidistas. Ha sido muy evidente que sus actitudes y orientaciones públicas han agudizado las tensiones e imaginarios conflictos. Por el contrario, las reacciones y comportamientos de los nacionalistas radicales, no me han llamado tanto la atención. Dentro de su esquema mental, es decir, a los que no están de acuerdo con su modelo de sociedad, su eliminación es legítima. Una pena que nos encontremos con ciudadanos de tan escasa capacidad cultural y humana. Finalmente, si es verdad que el problema, en mi opinión notablemente ficticio e inexistente, es mi persona espero comprobar en el futuro un cambio en las declaraciones institucionales de los poderes públicos y principalmente un cambio en los hechos. No puedo olvidarme de agradecer sinceramente la labor de apoyo y de gestión que los Consejos pastorales han llevado a cabo para el bien de la parroquia de Maruri-Jatabe. Han colaborado y colaboran muy eficazmente en el desarrollo de las actividades parroquiales. Desde mi nuevo puesto al servicio de la Iglesia, estad seguros que estaré a vuestra entera disposición, en todos aquellos aspectos que intenten hallar, desarrollar y potenciar la presencia de Dios en nuestra sociedad. Saludos cordiales. En unión de oraciones. ·- ·-· -··· ·· ·-·· Jaime Larrínaga. Sacerdote |
Revista Arbil nº 74 La página arbil.org quiere ser un instrumento para el servicio de la dignidad del hombre fruto de su transcendencia y filiación divina "ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el Foro Arbil El contenido de estos artículos no necesariamente coincide siempre con la línea editorial de la publicación y las posiciones del Foro ARBIL La reproducción total o parcial de estos documentos esta a disposición del público siempre bajo los criterios de buena fe, gratuidad y citando su origen. |