Los pasados 6, 7 y 8 de agosto la Fundación Sociocultural Leyre que actúa desde su ideario y sus valores sin ánimo partidista- promovió en Pamplona el Seminario "La juventud navarra ante nuevos desafíos". En sesiones intensivas de mañana y tarde, dirigidas por varios especialistas, un grupo cualificado de jóvenes analizó particularmente la situación creada en la sociedad y en la política navarras por la ofensiva del nacionalismo vasco. Las siguientes conclusiones resumen el trabajo de las distintas ponencias, y se ofrecen al conjunto de la juventud navarra no nacionalista como estímulo a la reflexión y a la acción. - En un nuevo momento de transición política, parece necesario ofrecer un análisis crítico de la situación política de Navarra. Asumir la importancia de la cultura y de la sociedad, además de los aspectos institucionales, es la tarea más urgente y más delicada para quien desee asegurar la esencia española de la Comunidad en las batallas políticas de los próximos diez años.
- Navarra se enfrenta en los próximos años a retos sin precedentes. Consolidadas las instituciones, éstas son atacadas desde sectores de la sociedad por una minoría dotada de una representación desproporcionada en el terreno juvenil y cultural. La identidad española de Navarra, clara desde la historia, indiscutible para la mayoría de los navarros, sufre una agresión continua y eficaz desde esos terrenos.
- El nacionalismo vasco carece de bases objetivas. No existe tal nación. Sólo una manipulación de la realidad desde la ideología, su posterior conversión en mito y la organización de una comunidad totalitaria en torno a ese mito ha permitido la consolidación del separatismo. Este proceso ha durado un siglo y de él se beneficia todo el nacionalismo; dentro del cual las diferencias políticas son sólo de matiz.
- Sin embargo, y curiosamente, el patriotismo español, que sí habría tenido bases objetivas, históricas y de todo tipo, para consolidarse, no lo ha hecho. La herencia del franquismo y los tabúes colectivos de la izquierda, el centro y la derecha, ha llevado a que en España sólo haya patriotas de patrias que no existen; y a que esa situación se perpetúe a través del sistema educativo y del asociacionismo juvenil.
- La historia del nacionalismo vasco en Navarra demuestra su constancia. Desde bases muy modestas y con apoyos muy escasos, el nacionalismo vasco se ha mostrado insaciable, inasequible al desaliento y siempre victimista, desde la mentira y la manipulación. Todas las concesiones que se han hecho para apaciguar sus ofensivas se han convertido en plataformas para nuevos retos. En cuanto a la juventud, durante décadas, se ha tolerado que el único movimiento juvenil organizado y operativo sea el nacionalista. Y, además, que se financie con fondos públicos navarros.
- Debe considerarse que el nacionalismo siempre ha tenido una gestión totalitaria de la realidad. Y que desde los años 60 del siglo XX una gran parte del nacionalismo ha adoptado esquemas marxistas-leninistas de acción política. Sin embargo, aunque parte del nacionalismo sea marxista y otra no, no hay barreras insalvables dentro de él, como demuestra la compacidad del movimiento juvenil y cultural separatista.
- Se ha producido en los últimos años una movilización social contra el nacionalismo que el nacionalismo no esperaba. La lucha de las víctimas y la lucha por la libertad apuntan una solución al problema nacionalista: sólo la movilización de la sociedad no nacionalista puede contrarrestar la movilización nacionalista. Pero la movilización ha de ser al menos tan activa y atractiva como la del nacionalismo, si se quieren lograr resultados sólidos.
- El Estado de las Autonomías nació para dar acomodo a los nacionalismos en el nuevo régimen democrático. Pero el actual ataque al Estado autonómico por los nacionalismos, un nuevo intento de diferenciación y privilegio territorial tendente a la independencia, rompe el equilibrio de la Constitución y de las instituciones. El problema nace cuando se usan la autonomía y las instituciones con fines antiespañoles y anticonstitucionales. El problema se agrava cuando a un desafío total institucional, político, pero también social y cultural- parte de la clase política sólo responde con armas jurídicas a corto plazo.
- Políticamente, parece hoy necesario un gran pacto nacional PP-PSOE, con UPN y si lo desea CDN en Navarra, para que España se normalice y deje de ser diferente al resto del mundo democrático. Una minoría (nacionalistas, IU, parte del PSOE filo-nacionalista) no puede condicionar permanentemente el debate político. La juventud no imbuida del mito nacionalista percibe sin fisuras la necesidad de un patriotismo democrático: no basta con reprimir el terror, es preciso rebatir el mito.
- Sin embargo, la izquierda no nacionalista no participa con dedicación constante en la lucha contra la mentira nacionalista, en defensa de la identidad española. Por un complejo histórico incomprensible, para una parte de la izquierda España es sinónimo de franquismo y, en cambio, el fantomático proyecto de "Euskalherrria" es sinónimo de libertad y progreso. Mientras no cambien las tornas, el nacionalismo seguirá contando con aliados de diverso tipo en la izquierda, que teóricamente debería ser su principal rival.
- Frente al movimiento juvenil nacionalista hay muchas personas, muchas buenas voluntades, pero una visión excesivamente política, excesivamente centrada en las elecciones y en las instituciones y lejana de la vida de la juventud, de la sociedad y de la cultura. ¿Qué joven no nacionalista, constitucionalista o españolista en definitiva, tiene un lugar en el que decir libremente lo que piensa y siente, y en el que hacerlo en un contexto desenfadado, comunitario, altruista, formativo y atractivo? Mientras el movimiento separatista tenga en su retaguardia un frente juvenil de esta naturaleza, y mientras a la juventud no se ofrezca una alternativa de signo opuesto pero igualmente capaz de movilizar voluntades al servicio de la comunidad, el problema seguirá agravándose. Seguirán diseñándose las Etas de mañana.
- Ser joven y defender Navarra supone cierto riesgo. En este contexto, las juventudes de los partidos democráticos se han convertido, en algunos lugares, en un aparato burocrático de selección de cuadros dirigentes y de cargos públicos. Donde el nacionalismo ofrece trabajo por sus ideas o valores, ocio alternativo y una pasión compartida, la alternativa es con frecuencia plúmbea, farragosa y, encima, peligrosa. Por encima de las opciones políticas, parece oportuno plantear una alternativa vital a largo plazo, arraigada en su tradición cultural, con una perspectiva trascendente y vinculada a la identidad foral, precisamente entre los jóvenes, si se trata de afirmar la personalidad de Navarra no sólo en las siguientes elecciones sino, sobre todo, en la siguiente generación.
Forman parte del Patronato de la Fundación Leyre: José María Yárnoz, Amadeo Serrano, Juan María Martinicorena, Rafael Aragonés, José Arregui y José Luis Etayo. Forman parte de la Junta Directiva de la Fundación Leyre: Elena Cervera, David Fontaneda, Pedro Martínez, Pascual Tamburri, Julio Torralba, Fernando Vaquero y Jaime Zuza. ·- ·-· -··· ·· ·-·· Fundación Sociocultural Leyre |