Título: La Época Subtítulo: Diferente a lo largo de su historia: "Periódico del Partido Liberal" (enero 1954), "Diario Constitucional de España" (noviembre 1954), Periódico político y Literario" (septiembre 1869), "Diario Político" (enero 1876), "Últimos telegramas y noticias de la tarde" (septiembre 1909), "Diario fundado el 1 de abril de 1849" (1931-1936). Lugar de edición: Madrid. Lengua que utiliza: Español. Datación: Cronología: Primer número: 1 abril 1849 Último número: 11 julio 1936 Periodicidad: Diaria. No se publica los domingos. Diario vespertino. Cambios de numeración: No tiene. Sede social: Redacción y administración: -C/Libertad, nº16, (1846-1918). -C/San Bernardo, nº78. Antiguo Palacio de Santa Marta (1918-1936). Talleres: -Librería de Monier (1849). -Casa de los Hijos de Ginés Hernández. Impresor: Francisco Pedregal Prida (1856-1918). -C/San Bernardo, nº78 (1918-1936). Características técnicas: Formato: Número de páginas: 4 o 6. Dimensiones: 57 cm. alto x 44 cm. ancho. Número de columnas: -3 (1849) -4 (1854) -5 (1918-1936). Estructura: Cabecera: Sin variaciones a lo largo de su historia. El título del diario con una sencillísima tipografía. Ilustraciones: Escasas. Secciones: Durante el periodo republicano suele mantener el siguiente esquema; -Pag.1: -Editoriales. - "El Día Político". -Pag.2: -Información Internacional. -Noticias de Sociedad. -Sección Financiera. - "Dice ..." (Sección del diario en la que se recogen frases de otros periódicos y hace un breve comentario). -Pag.3: -Informaciones políticas. -Crónica de Madrid. -Espectáculos. -Sección religiosa. -Cinematografía (jueves). -Veladas teatrales (sábados). -Pag.4: -Provincias. -Pag.5: -Información política. -Cinematografía (sábados). -Libros nuevos o últimas publicaciones (viernes). -Foot-ball. -Pag.6: -Información del tiempo. -Política. Otras actividades: Números extraordinarios: -1 abril 1921. 75 aniversario del diario. -23 enero 1936. Onomástica de Don Alfonso XIII. Suplementos: Diversos a lo largo de su historia. Sin periodicidad ni temas fijos: finanzas, economía, Semana Santa, religión, moneda, comercio... 2.-FICHA ANALÍTICA: Empresa periodística: Aspectos jurídicos: Fundador: Sr. D. Diego Coello y Quesada, Conde de Coello de Portugal. Propiedad: Familia Escobar (desde 1866). Aspectos económicos: -Durante muchos años fue el periódico de precio más elevado. Precio de publicación en el periodo republicano (1): -Número corriente: 15 céntimos. -Precios de suscripción: -Madrid: pesetas: mes, 3´50 trimestre, 10´50 semestre, 21 año, 42 -Provincias: pesetas: trimestre, 10´50 semestre, 21 año, 42 -Extranjero: pesetas: trimestre, 25 semestre, 50 año, 90" - "No se admiten suscripciones para provincias y extranjero por menos de un semestre". "El pago será siempre por adelantado". Tirada: Las estadísticas oficiales de 1913 le atribuyen 12.000 ejemplares. En 1920 parece que la cifra ascendió a 15.000 y en 1927 a 20.000 (2). En los años republicanos su tirada no superaba los 5.000 ejemplares (3). Periódico deficitario durante la Segunda República. Déficit que arrastraba el periódico: sesenta mil pesetas anuales (4). Público: Clase alta. Aristocracia. Equipo redaccional: Director: Ramón Navarrete (1 abril 1849). Diego Coello y Quesada (1849-1866). Ignacio José Escobar y López Hermosa, marqués de Valdeiglesias (1866-1896). Alfredo Escobar y Ramírez ("Mascarilla"), segundo marqués de Valdeiglesias (1896-1933). José Ignacio Escobar y Kirkpatrick, marqués de las Marismas del Guadalquivir. Tercer marqués de Valdeiglesias. Asistido por Eugenio Vegas (hasta 1935) y Jorge Vigón (hasta julio de 1936). Jefe de redacción: Jerónimo Bécker y González (1905-1918). Mariano Marfil (1918-1933). Secretario de redacción: Manuel Tello (1866-1884). Eduardo Gómez de Baquero, "Andrenio" (1884-1893). Jerónimo Bécker (1893-1923). Francisco Pérez Mateos, "León Roch" (1923-1927). Luis Benavente Pérez (1927-1933). Constantino Asuero Ruíz (1933-1936). Administrador: Agustín Aguirre (1849). Francisco Boronat y Satorres (1896). Redactores a lo largo de su historia: Melchor Fernández Almagro (crítico teatral), Guillermo Fernández Shaw; Víctor Espinós (crítico musical); Joaquín Maldonado Macanaz (política interior); Juan Pérez de Guzmán (política interior); Javier Betegón y Aparisi; Ramón de Cárdenas y Padilla; José Gutiérrez Abascal, "Kasabal" (cronista de sociedad); Eugenio Rodríguez Ruíz de Escalera, "Montecristo" (cronista de sociedad); Pedro Bofill (sección de teatros); Antonio Peña y Goñi (crítica musical, información taurina y juego de pelota); Mariano Barber (notas bibliográficas); Cecilio Roda (crítico musical); Antonio Cánovas del Castillo y Vallejo, "Vascano" (crítico de arte); Rodrigo Soriano (crítico de arte); Enrique Vaquer (crítico de arte); Augusto Barrado (crítica musical)... Redactores en 1936: José Ignacio Escobar y Jorge Vigón (editorialistas); Luís Araujo Costa, (crítico teatral); ACEGE, (editorialista cultural); Alfredo Escobar y Ramírez (sociedad); Luis Ardila y Bernardo de Quirós, "Ardilla" (redactor deportivo y sucesos); Juan de Bécon, "Cristóbal Botella" (cronista en París); Carlos Fernández Cuenca (crítica cinematográfica); Ángel Vegue y Goldoni, (crítico de arte); Luís García de Valdeavellano, (crítico de arte); Manuel Tello, (sección financiera); Ángel Illana, (sección financiera) y Morales Darias (informador político). Colaboradores a lo largo de su historia: Emilia Pardo Bazán, Martínez de la Rosa, Ventura de la Vega, Antonio Flores, Amós Escalante, Pedro Antonio de Alarcón, Valero de Tornos, Eusebio Blasco, Manuel de Sandoval, Fernando Villegas, Vizconde de Campo Grande... Colaboradores en 1936: José Beltrán y Güell, Manuel Medina, Cristóbal de Castro, Federico Bordejá, Julián Moret (notas de arte), Luis Mª Cabello Lapiedra, M. Miralles Salabert, Concepción Escobar Kirkpatrick, Carlos Martel, Gabriel Briones, José María de las Cuevas, Fernando García de Vinuesa, Joaquín de Zayas... Caricaturista: Joaquín Alba Santizo, "Kin" (11 mayo 1936-25 junio 1936). Una caricatura diaria de la situación político-social. Sección, "El humor ajeno" de "Hauschild" y "Haranía". Naturaleza y orientación: Tendencia política o social: Monárquico. Durante la Restauración fue órgano del Partido Conservador y portavoz de Cánovas del Castillo. Desde 1934, partidario del Bloque Nacional. Propósito editorial: Cuando fijamos el pensamiento en estos días de lo que los presentes son triste aniversario, un sentimiento de profunda amargura oprime el alma y una lágrima se asoma a nuestros ojos. ¡Tristísimo cuadro el que ofrecía España al comenzar abril de 1848!. La sociedad, conmovida hasta en sus más hondos cimientos, rota la paz a cuya sombra la civilización marchaba en asombroso vuelo, cuyo término sólo podía ser un principio; perdida la fe en todo; sin brújula ni guía, la Europa caminaba a un término ignorado, pero fatal seguramente.(...). Sin duda, apresurémonos a decirlo, gran parte, acaso la mayor de éstos males, debida es a la época azarosa que nos ha caído en suerte atravesar; pero una parte también alcanza a los hombres. ¡Ah!, si esa voluntad firmísima que el poder ha mostrado por doquiera para vencer la revolución y la anarquía material la hubiese también mostrado para mejorar nuestra administración; si esa mano firmísima que donde quiera que ha visto levantarse una resistencia la ha postrado, hubiese arrancado también los gérmenes que nuestra sociedad encierra; si la resistencia hubiese sido tan solo la parte de un gran sistema de gobierno, que hace imposible toda revolución, porque se adelanta a todo progreso legítimo; si un pensamiento inmutable, firme sin crueldad, conciliador sin flaqueza, hubiese presidido a la guerra que arde en nuestros campos; si al dar a los pueblos la paz, una buena administración la hubiese hecho fecunda; si al destruir la anarquía el poder no hubiese traspasado ciertos límites, el porvenir de nuestra patria aparecería limpio, sereno a nuestros ojos. Pero toda esperanza no está, no puede estar perdida: tenemos lo más importante, lo más difícil hoy de conseguir en Europa: el orden y un gobierno. Para que a su sombra se desenvuelvan los principios de moralidad, de justicia y de templanza, el respeto á la ley, la libertad, los elementos morales y religiosos, únicos que pueden salvar a las sociedades modernas, emplearemos toda la escasa influencia que puedan darnos el apoyo y las simpatías de nuestro país (1 abril 1849). 3.-ASPECTOS HISTÓRICOS: Significación: El diario La Época representa la fidelidad al régimen monárquico y a los intereses católicos: la adhesión al trono, veneración y defensa constante de la persona del Rey y demás miembros de la Familia Real. Durante el periodo republicano y especialmente desde que José Ignacio Escobar asume la dirección efectiva del diario, La Época se convertirá en uno de los principales difusores de la doctrina contrarrevolucionaria, justificando el uso de la fuerza y la necesidad de rebelión contra lo que consideraba el "caos y la anarquía". Dentro del marco general del Bloque Nacional, abogó por el acercamiento a los tradicionalistas y a la fusión de ambos intereses a través de la "instauración" monárquica. Pese a su limitada difusión, hay que destacar la importante influencia que La Época ejerció sobre las clases conservadoras, colaborando ideológicamente en acciones destinadas a poner fin al régimen republicano. Destaca también el culto que profesa a las tradiciones, a los principios de orden, jerarquía y autoridad; así como un profundo respeto hacia el Ejército. Se consideran a sí mismos "órgano del progreso social por excelencia" Temas a los que dedica preferente interés: Durante el periodo republicano y sobre todo, desde que en 1933, José Ignacio Escobar, Eugenio Vegas y Jorge Vigón pasan a intervenir en la línea ideológica del diario, La Época va a centrar sus artículos editoriales en todos aquellos temas que supongan una fuerte oposición a la República: -Defensa de la doctrina contrarrevolucionaria y en consecuencia una justificación de la violencia contra la República que afirmaban marchaba hacia el comunismo: libertad de la rebeldía contra el poder injusto. -Artículos destinados a difundir los principios de la "instauración" monárquica, entendidos como doctrina política, social e histórica destinados a la creación de un Estado nuevo. Ahora bien, antes de instaurarse la Monarquía, habría de pasarse por un periodo de transición, en el que se fijasen las líneas fundamentales del nuevo Estado y se convocase a unas Cortes que representasen a la nación española y fijasen las leyes y preceptos fundamentales, que -siguiendo la tradición- el Rey habría de jurar y conservar. Es precisa la implantación de la Monarquía hereditaria, no en virtud de un derecho inmanente de esta institución a gobernar en España, sino por constituir el medio más adecuado e idóneo para lograr el fin de un buen gobierno. En definitiva, lo que se defiende es la esencia de la Monarquía. -Denuncia de los desórdenes sociales que se estaban produciendo en España, con el objetivo de mostrar la situación "anárquica" que había traído el régimen republicano. El país, se acercaba hacia el comunismo, en un camino sin retorno donde la única salvación pasaba por la movilización de las "personas de orden" en clara referencia a los grupos derechistas. Sólo así, podría salvarse a España de formar parte de un sistema marxista, de origen extranjero y capitaneado por Moscú. Los desórdenes, el caos, los atentados y la violencia social, no eran -en su opinión- más que el fiel reflejo de lo que supondría el Estado, que desde el Frente Popular, se pretendía implantar en la nación. -Gil Robles, eran tan culpable como los demás grupos republicanos, de la situación político-social a la que España había llegado. Su "terquedad" en seguir aceptando la accidentalidad de la República, le hacía partífice de la crisis que se estaba atravesando y en consecuencia, la C.E.D.A. y su líder no eran nadie para pretender capitanear una reacción contrarrevolucionaria, que debiera estar encabezada por los grupos monárquicos -único sector auténticamente libre de sospechas-. Gil Robles, había desperdiciado los dos años de Gobierno -desde la victoria electoral de la derecha en 1933- había sido el causante de la ruptura del pacto electoral de entonces, y en 1936 había reiterado su posición imposibilitando la creación de un auténtico bloque contrarrevolucionario. Los artículos aparecidos en La Época contra Gil Robles y su partido van a ser numerosísimos. -Frecuentísimas alusiones al diario El Debate y a Ángel Herrera, artífices de la doctrina de la "accidentalidad" de las formas de Gobierno, que la C.E.D.A. había aplicado a "cal y canto". En consecuencia este diario, con su director a la cabeza, se hacía también responsable de la crítica situación que España atravesaba. No se daban cuanta que sus lectores eran en su mayoría monárquicos convencidos, que en un previsible y deseado supuesto de "instauración" recibirían entusiasmados la Monarquía, rechazando los principios "accidentales" que se le habían ofrecido hasta ese momento. El Debate, en consecuencia, tenía la obligación moral de rectificar su conducta. -Artículos contrarios al sufragio -entendido como una "farsa"- y Parlamento -"inútil y dañino"-. Pretender los derechos a los cargos públicos abiertos a todos y en elección por el sistema "un hombre y un voto" no era más que una mentira y un medio para acelerar la ruina del país. Las sesiones de Cortes no eran reflejo de la opinión pública, sino una manifestación de un sistema de liberalismo que carecía de una base sólida en el pensamiento español. Números significativos: -1 abril 1849. Primer ejemplar. -Todos los de la Restauración, por ser La Época el órgano del Partido Conservador, liderado por Cánovas. -1 noviembre 1933. Vegas Latapie y Jorge Vigón pasan a intervenir en la dirección del diario. Cambio en la línea editorial. Suspensiones importantes en su historia: -El 16 de abril de 1926, con motivo de la publicación de un artículo en el que se minimizaba la intervención de Miguel Primo de Rivera en la pacificación de Marruecos, fue multado con 25.000 pesetas y suspendido indefinidamente. Tras la intervención de los directores de los diarios más importantes, la multa fue reducida a la mitad, y el 29 de abril se levantó la suspensión. Suspensiones en el periodo republicano: -10 marzo-13 marzo 1934. Huelga de obreros de Artes Gráficas (tipógrafos). Artículos destacados (diciembre 1935-julio 1936): - "Realidades y artificios" (7 diciembre 1935). - "Lucha de tácticas" (12 diciembre 1935). - "Dos años perdidos para España" (13 diciembre 1935). - "El mejor lazo de unión" (20 diciembre 1935). - "Los caminos de la Contrarrevolución" (21 diciembre 1935). - "Nuestro grito de alerta" (3 enero 1936). - "Monarquía ". Por José Beltrán y Güell (8 y 9 enero 1936). - "El deber de los monárquicos" (16 enero 1936). - "La Unión Contrarrevolucionaria" (21 enero 1936). - "El día siguiente de las elecciones " (24 enero 1936). - "Voces de ultratumba" (29 enero 1936). - "Un programa de Gobierno" (12 febrero 1936). - "La venda antes que la herida" (13 febrero 1936). - " ¡A votar!" (14 febrero 1936). - "Cuestión de tónica" (18 febrero 1936). - "La consecuencia lógica de una teoría" (19 febrero 1936). - "Invitación al examen de conciencia" ( 20 febrero 1936). - "El único apoyo" (6 marzo 1936). - "La Revolución y la Contrarrevolución en España". Por el P. M. Vélez. - "El grave problema de la readmisión de huelguistas" (25 febrero 1936). - "Acerca de las provocaciones" (12 marzo 1936). - "La amable colaboración" (25 marzo 1936). - "Abstención" (26 marzo 1936). - "La retirada" (1 abril 1936). - "Contrarrevolución y legalidad" (15 abril 1936). - "Pensemos en la Revolución". Por Alfonso Bardají (21 abril 1936). - "Irregularidad de una destitución" (9 abril 1936). - "La elección presidencial" (17 abril 1936). - "La República y más allá de la República" (6 mayo 1936). - "Ante la concesión de Estatutos" (21 mayo 1936). - "Aquí no pasa nada" (19 mayo 1936). - "Un alto en la marcha" (13 junio 1936). - "El debate de orden público" (16 junio 1936). - "La jornada parlamentaria de ayer" (17 junio 1936). - "Armonía de clases" (24 junio 1936). Historia: Diego Coello y Quesada fundaba en 1849 La Época, paladín desde sus orígenes de la Prensa aristocrática. En su primer periodo, este diario se distinguió por la defensa que hizo de la Unión Liberal acaudillada por O´Donnell, la fuerte oposición a los Gobierno moderados de Isabel II y su posición centrista durante el bienio progresista. Sin embargo durante el Sexenio Revolucionario (1868-1874) -y dirigido ya por Ignacio José Escobar- este periódico iba a convertirse en el principal defensor de la causa restauracionista y de los intereses de Don Alfonso: La vida de La Época, desde la revolución de septiembre hasta la venida de don Alfonso XII, fue todo lo accidentada que cabía esperar, dadas las azarosas circunstancias de aquel periodo, y hubo de afrontar numerosas multas y suspensiones y aún más amenazadoras represalias. Fue la redacción de La Época durante aquel tiempo una especie de centro de reunión de todos los elementos que aspiraban a restaurar la Monarquía. Allí acudían hombres políticos, generales, escritores y antiguos periodistas. Incluso los mismos moderados, que tenían su órgano en otro periódico, El Tiempo, venían a ver a mi padre porque con ellos conservaba buenas relaciones personales. El propósito de La Época de no hacer nada que pudiera desunir a estos dos diferentes grupos que aspiraban al mismo fin, era el que daba temas y argumentos a sus campañas (5). Desde este momento, La Época se convierte en órgano del Partido Conservador y de su jefe indiscutible, Antonio Cánovas del Castillo. Toda la doctrina del partido, todas las ideas y puntos de vista, van a encontrar en este diario su principal difusor. Tras la muerte de Cánovas, La Época estuvo siempre al lado del jefe del sector mayoritario del partido: Apoyó a Silvela y a Maura, y tras la crisis del Partido en 1913, a Eduardo Dato. Durante la Guerra del 14, y como portavoz semioficial del Gobierno -cuando Dato ocupaba el poder- apoyó a la causa aliada, llegando a recibir incluso subvenciones de Francia e Inglaterra. Inspirado por Sánchez-Guerra desde el asesinato de Dato en 1921, adoptó una postura de oposición a la dictadura, llegando a protagonizar importante enfrentamientos con Primo de Rivera. La Época fue siempre un periódico caro, que se vendía casi sólo por suscripción y tenía su público entre la clase alta "una minoría selecta de aristócratas, financieros, gentes de mundo, políticos y damas hermosas" (6). Destacó siempre por sus "Crónicas de sociedad" que durante muchos años estuvieron elaboradas por Alfredo Escobar -"Mascarilla"- que tenía acceso a los más elegantes salones de la sociedad madrileña. Contaba además con interesantes editoriales y artículos de fondo, información sobre el Partido y la vida parlamentaria, además de secciones de crítica literaria y teatral. La sección extranjera se hacía a base de periódicos franceses, que traía un empleado de los coches cama antes de que llegasen a Madrid por correo, de los que sacaban en forma de telegramas algunas noticias con "Gran Larousse, el Baedeker y el Ghotha, y algunas notas de buena sociedad remitidas por algún diplomático" (7). Con la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931, La Época reiteró su fe monárquica, aunque manifestó su intención de contribuir a una pacífica transición de las formas de gobierno. No obstante, durante el periodo en que el diario estuvo virtualmente dirigido por Mariano Marfil, La Época iba a adoptar posiciones cercanas a los planteamientos de Acción Española; lo que motivó la decisión de José Ignacio Escobar, Jorge Vigón y Eugenio Vegas Latapie de intervenir en la dirección del diario, ya en estas fechas muy deficitario. Así, desde el 1 de noviembre de 1933, este periódico va a recobrar su profundo carácter doctrinal, próximo ahora a posiciones tradicionalistas, defensor del autoritarismo y de la justificación de la insurrección armada. Dentro del marco general del Bloque Nacional, será partidario de las teorías "instauracionistas" de Calvo Sotelo, llegando a publicar artículos editoriales en los que se abogaba por la validez de una Monarquía fundada sobre unas bases nuevas representadas por Don Juan de Borbón y Battenerg (8). Tras el asesinato de Calvo Sotelo, su director José Ignacio Escobar decide omitir voluntariamente la edición del diario. Casares Quiroga consideró esta actitud como una señal evidente de condena del atentado, por lo que se decretó la suspensión indefinida de La Época, que nunca más volverá a publicarse. En sus talleres, incautados durante la Guerra Civil, se editó El Sindicalista, órgano de Ángel Pestaña. 4.-LOCALIZACIÓN DE FONDOS: En la Hemeroteca Municipal de Madrid se puede consultar una colección de La Época con numerosos saltos en el numeración. No se conservan los ejemplares correspondientes al mes de julio de 1936. La colección de Elena Escobar Kirkpatrick, tampoco contempla estos ejemplares. Ian Gibson, alude a su posible conservación en la hemeroteca de la Biblioteca Británica (British Library) (9). ·- ·-· -··· ·· ·-·· Cristina Barreiro Notas [1]Se ha tomado como modelo el ejemplar correspondiente a La Época (2 diciembre 1935). [2]Vid: SEOANE, María Cruz y SÁIZ, María Dolores: Historia del periodismo en España. El siglo XX: 1898-1936. Madrid, Alianza, 1996. p.89. Parece sin embargo que estas cifras están considerablemente exageradas puesto que si se suman las suscripciones que en 1913 tenían lugar en España -9.800- y en el extranjero -2.400- resultan 12.200, lo cual, considerando que el periódico apenas circulaba en la calle, resulta pintoresco. Por otra parte, MONTERO, Enrique: Las empresas periodísticas de Urgoiti. Madrid, 1983. p.458, basándose en los informes del archivo Urgoiti, da la más aproximada cifra de 6.000 ejemplares en 1918. [3]CHECA GODOY, Antonio: Prensa y partidos políticos durante la II República. Salamanca, Universidad, 1989. p.257. [4]VEGAS LATAPIE, Eugenio: Memorias políticas. El suicidio de la Monarquía y la Segunda República. Barcelona, Planeta, 1983. p. 181. [5]ESCOBAR, Alfredo: Setenta años de periodismo. Memorias. II. Madrid, Biblioteca Nueva, 1950. p.96. [6]ARAUJO COSTA, Luis: Biografía de La Época. Madrid, Libros y Revistas, 1946.p.46. [7]Ibídem. p. 64. [8]La Época (14 abril 1934). [9]GIBSON, Ian: En busca de José Antonio. Barcelona, Planeta, 1980. p.124. |