Arbil, apostando por los valores de la civilización cristiana

Por la Vida, la Familia, la Educación, la dignificación del Trabajo, la Unidad histórica, territorial y social de la Nación, y por la Regeneración Moral y Material de nuestra Patria y el mundo

 


Indice de contenidos

Texto completo de la revista en documento word comprimido
Anatomía, fisiología, patología, terapéutica y plerosis de la Nación
Neoesclavitud
Vintila Horia(II): El novelista, escritor de la resignación metafísica
Editorial
Un "Mundo Feliz"
O novo rosto do Terrorismo
La percepción de la inseguridad en España
Demagogia con pólvora del rey
Una consecuencia ineludible del "Plan Ibarretxe"
El humorismo inglés
El aborto y la Constitución
El alcance de la ética procedimental a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia
La Masonería invisible, desvelada por Ricardo de la Cierva
Beneficios del matrimonio ("El matrimonio ¡ Qué bicoca!")
Importancia de la formación. Ser hombres de principios y de acción
La Virgen del Pilar y la Guardia Civil
De la Polis griega a la civitas christiana ( y IV)
Origen y fracaso del nacionalismo catalanista de Cambó
Biblia y "teología" gay
El impacto de la inmigración en las prisiones españolas
Historia de la confesionalidad
¿Es tabú hablar de la abstinencia?
El jardín de los monstruos: El mito según la escuela semiótica rusa
El conflicto en Tierra Santa (II)
Méndez, Fidalgo, y el miedo a la libertad
La Edad de Plata en España
Ortodoxos: la otra cara del ecumenismo.
La mafia
Léxico español en el sudoeste de Estados Unidos
El movimiento católico en Italia
El esperanto, ¿una lengua para la Europa unida?
El Rosario: ¿Es solamente una tradición de los hombres?
Textos Clásicos: Filosofía del Quijote: (un estudio de antropología axiológica)


CARTAS

Revista Arbil nº 62

Méndez, Fidalgo, y el miedo a la libertad

Cándido Méndez y José María Fidalgo: punta de lanza del estatismo en contra de la libertad de educación y la iniciativa social. Algunas reflexiones sobre su actitud



La pareja del año, formada por Cándido Méndez y José María Fidalgo, acaba de amenazar al Gobierno con un otoño caliente en las aulas si no modifica la Ley de Calidad de la Enseñanza. En este caso los líderes de UGT y de Comisiones Obreras no pelean por el salario de los profesores o por las condiciones laborales del personal que trabaja en los colegios. Según ellos su preocupación es más de fondo: se trata de parar los pies a una reforma antisocial que favorece a la enseñanza privada en detrimento de la pública y se pliega a las rancias consignas de la Conferencia Episcopal. En realidad la letra de este libreto la redactaron hace meses los estrategas e intelectuales del complejo PRISA-PSOE, y el primero en ponerle música fue José Luis Rodríguez Zapatero en sus discursos previos al verano. Si acaso, Méndez y Fidalgo añaden ahora la sal y la pimienta de la amenaza de movilización estudiantil, siempre tan vistosa.

Conocíamos ya el corsé ideológico que aprisiona al socialismo español en ésta y en otras materias, del que por desgracia no ha sabido desembarazarse su prometedor Secretario General. Pero es triste que algunos sindicatos se conviertan en punta de lanza del estatismo más sectario e invasor, cuando debieran ser cauce para expresar la iniciativa libre de los sujetos sociales. Habría que aclarar a estos líderes sindicales que la libertad de educación es uno de los bancos de prueba de una sociedad moderna, laica y desarrollada, como a ellos les gusta decir. El derecho a educar según la propia tradición y cultura pertenece en primer lugar a las familias y se articula a través de la iniciativa de los grupos sociales que ellas forman; al Estado le corresponde ofrecer los medios necesarios para que este derecho sea plenamente ejercido por todos, dentro del marco de valores fundamentales compartidos y con la extensión y nivel de calidad que determine la ley. Cuando esto no es así, el Estado tiende a anular y sustituir a las personas y los grupos, lo que debiera producir una especie de escalofrío en la espalda de tan curtidos sindicalistas.

Calificar de antisocial la nueva ley porque asume la gratuidad de la enseñanza infantil concertada o prevé la concesión de nuevas plazas concertadas allí donde exista demanda, es simplemente mentir o proyectar un prejuicio sectario. Los padres tienen derecho a elegir y a que se facilite su elección, especialmente cuando sus recursos son escasos. Pero según parece, la sensibilidad social de ciertos progresistas les lleva a imponer a las familias modestas la enseñanza estatal como única posibilidad, y a reservar para las más pudientes el privilegio de elegir el Centro que prefieran.

Si la izquierda sindical y política releyera con amplitud de miras su propia historia descubriría sorpresas tales como el empeño de Gramsci en conseguir esta libertad para poner en marcha "escuelas socialistas", o reconocería que la experiencia de la Institución Libre de Enseñanza obedece precisamente a esta convicción. Pero curiosamente es la Iglesia, con sus iniciativas y su discurso, la única instancia social que mantiene vivo este debate sobre la libertad de educación y la subsidiariedad del Estado.

UGT y Comisiones, con su retahíla de tópicos y su hostilidad manifiesta a cualquier iniciativa escolar que nazca de una base social no controlada por ellos, contribuyen a impedir el pluralismo e imponer a través del sistema educativo la dictadura del pensamiento único.

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Este artículo ha sido publicado en el número 60 de la revista "Páginas para el mes" (www.paginasparaelmes.com), en su edición impresa.
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Revista Arbil nº 62

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